"Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra"...Salmo 121
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Lunes 10 de Junio del 2024
INTRODUCCION:
La palabra bienaventurados que significa también felicidad, aparece nueve veces en esta primera gran predicación de Jesús. Es como un estribillo que nos recuerda la llamada del Señor a recorrer con Él un camino que, a pesar de todas las dificultades, conduce a la verdadera felicidad. Todas las personas de todos los tiempos y de cualquier edad buscan siempre la felicidad. Dios ha puesto en el corazón del hombre y de la mujer un profundo anhelo de felicidad, de plenitud. ¿No notáis que vuestros corazones están inquietos y en continua búsqueda de un bien que pueda saciar su sed de infinito? Sólo Jesús puede satisfacer esas expectativas, muchas veces frustradas por las falsas promesas mundanas. Como dijo San Juan Pablo II: “Es Él la belleza que tanto les atrae; es Él quien les provoca con esa sed de radicalidad que no les permite dejarse llevar del conformismo; es Él quien les empuja a dejar las máscaras que falsean la vida; es Él quien les lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar. Es Jesús el que les suscita el deseo de hacer de su vida algo grande". La felicidad de Dios pasa por el sufrimiento, por la lucha por la justicia y por la paz, no se arruga ante la incomprensión, el insulto, la calumnia... ni siquiera ante la enfermedad y la muerte.
Miremos algo muy importante: Jesús no quiere ni nos manda que vivamos en la miseria, que suframos, que lloremos, que pasemos hambre y sed. El desea para nosotros una vida digna y desde ella empezar a vivir la vida eterna. Pero de verdad, la cruda y dura realidad es que existe el hambre, la sed, la pobreza; muchas veces extrema, la enfermedad, el sufrimiento, la soledad y la injusticia. Y aquí no me refiero a la vulnerabilidad de la persona que, por humana, en algún momento de su vida tendrá que padecer estas dolencias; sino a la conexión de estas realidades con las otras cuatro bienaventuranzas: más en concreto, a los que orientan su vida según los consejos de Jesús: pobreza de espíritu, limpieza de corazón, misericordia, empeño y pasión por la paz.
Hoy hermanos, Jesús nos pide esas actitudes, incluso a sabiendas de que no vayamos a ser comprendidos. Él hoy nos invita a "Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo”.
Jesús, gracias por mostrarnos, con tu palabra y tu vida, el camino de la bienaventuranza, de la felicidad más grande. Danos fuerza para avanzar con decisión, entrega y esperanza por el camino que tú recorriste.