miércoles, abril 10, 2024

"Sí el afligido invoca al Señor,  Él lo escucha"...Salmo 34.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 10 de Abril del 2024

INTRODUCCION:

En el Evangelio se nos revela el deseo que hay en el corazón de Dios nuestro Padre: que ninguno de sus hijos se pierda; por eso envió a su Hijo Jesucristo, para que por medio de Él alcanzáramos la vida eterna. Pero tantas veces nos cuesta creer en el poder de Jesús que puede restaurar todo en nosotros, incluso transformar el pecado en causa de Redención. A veces creemos que Dios es alguien lejano a nosotros, que Él está en lo alto y nosotros somos demasiado poco para ser escuchados por Él. Los cristianos sabemos que esto no es cierto; por medio de Jesucristo, Dios se hace uno de nosotros, más cercano que nunca y nos ofrece su Pan y su Palabra para experimentar un amor que lo purifica todo y nos hace vivir una vida cimentada en la confianza y la esperanza en la Resurrección. Hoy te pregunto ¿has experimentado en algún momento de tu vida que Dios estaba cerca de ti, sosteniéndote para superar los sufrimientos, los miedos, las incertidumbres? Rema mar adentro, distingue tu hambre y sed de Jesucristo, y como Él, pídele al Padre que se realice tu voluntad en ti.

En el Evangelio de hoy tomado de Jn 3, 16-21, Jesús continúa su diálogo con Nicodemo quien estando en la noche de su vida, buscaba la Luz y una Palabra que le Salvará. 

Dice el texto del Evangelio que Jesús le dijo: "Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él no es condenado, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas." Jn 3,16-19

La oscuridad inquietaba el corazón de Nicodemo y sale a escondidas en búsqueda de la Luz para que esta le diera la seguridad de encontrar un nuevo camino. Y así fue, Nicodemo encontró a Jesús quien es Luz para el mundo.

Hermanos: El infinito amor de Dios se encuentra cuando vivimos en libertad, pero ojo, esta libertad se debilita cuando se vive el drama de la oscuridad donde reina el mal y las atracciones del pecado.

Jesús le advierte a Nicodemo que hay que nacer de nuevo, es decir, del agua y del espíritu para obtener la vida eterna. 

Preguntémonos: ¿Cómo vivimos la experiencia del amor de Dios? ¿Es visible en todos los escenarios donde nos encontramos?

Jesús, el Hijo de Dios, ha nacido y vivido, ha predicado y curado, ha amado y sufrido, ha muerto y resucitado para salvarnos, para que tengamos vida eterna, para que disfrutemos de la misma vida de Dios. Démosle gracias  por perdonar a quien ha pecado y devolverle la dignidad a quien la ha perdido.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:24 a.m. | Permalink |


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