sábado, abril 27, 2024

"Los confines de la tierra  han contemplado la victoria de Dios"...Salmo 98.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 27 e Abril del 2024

INTRODUCCION:

“Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre”. Nunca acabamos de conocer a Jesús, nunca acabaremos de conocerlo. Su grandeza no cabe en nuestra pequeña cabeza, pero podemos conocerlo cada día mejor. El Padre siempre ha estado presente en la vida de Jesús y Jesús hablaba de esto. Jesús rezaba al Padre. Y muchas veces, hablaba del Padre que cuida de nosotros, como cuida de los pájaros, de los lirios del campo. “Yo estoy en el Padre y el Padre en mi” decía. Dios es un misterio de comunión, de amor. El Padre está en corazón del Hijo y del Espíritu. El Hijo está en el corazón del Padre y del Espíritu. El Espíritu está en el corazón del Padre del Hijo. Como lo vemos, aquí, nuestras palabras quedan muy cortas para describir el misterio de Dios. Pero lo más importante no es tratar de  comprender desde fuera este misterio, sino lo más importante es aceptar la invitación de Jesús que nos invita a entrar dentro de este misterio de comunión, de amor. 

En el Evangelio de hoy tomado de Jn 14, 7-14, Jesús exhorta a sus discípulos a que reconozcan en verdad que el Padre está en Él y Él en el Padre. Y les dice: "Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”. Felipe le dijo: “Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”. Jesús le respondió: “Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo dices: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que Yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.” Jn 14, 7-11.

Miremos algo importante: El deseo que tenían los discípulos era conocer al Padre que tanto mencionaba Jesús. Hoy muchos tenemos ese mismo deseo, pero Él como le dijo a Felipe nos pregunta: "Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y aún no me conocen?" y nos aclara: "Él que me ha visto a mi ha visto a mi Padre".

Y ello es nos ha de aclarar tantas dudas ya que no podemos seguir pensando que el Padre-Dios es alguien distante y desconocido. Solo nos basta mirar a Jesús y en Él veremos al Padre-Dios.

Jesús prometió: "Sí ustedes piden algo en mi Nombre yo lo haré" y esta fue la forma de perpetuarse con nosotros  como también, para que sintiéramos su presencia. Y pedir en su nombre es ponerse en contacto íntimo con Él y en oración como la que nos enseñó, demostrarle sus méritos, promesas y aceptando su divina voluntad. 

Preguntemos: ¿Será que conozco a Jesús? ¿Conozco al Padre-Dios? Recordemos que conocer a una persona no es compensación intelectual  sino que implica una tener de ella una experiencia personal de su vida.

Señor, transforma nuestros sentimientos, pensamientos y comportamientos; a fin de que, unidos a ti, nuestras vidas sean también transparencia en nuestras palabras y la fuerza para alcanzar el perdón y el amor del Padre.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:37 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>