sábado, enero 13, 2024

"Señor, el rey se alegra por tu fuerza"...Salmo 21.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 13 de Enero del 2024

INTRODUCCION:

De nuevo Jesús se acerca a nuestra vida y nos dice «sígueme». Hasta el endemoniado de Cafarnaúm se preguntaba «¿qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno?». Y tú, ¿te preguntas cada día qué quiere Dios de ti? Leví (Mateo) era un cobrador de impuestos y un pecador público, un publicano, es decir, un judío puesto al servicio de Roma para extorsionar a su pueblo y ganar dinero usando de la estafa y la usura, prohibida por la Ley. Jesús lo mira lleno de ternura y con su amor lo dignifica. Jesús pone en él su confianza y lo hace un discípulo suyo. Mateo «se levantó», quizás porque Jesús lo sacó de aquella vida arrastrada. Un hombre en pie es alguien con dignidad, o al menos con orgullo. Mateo se alegra de saber que alguien puede amarle a pesar de todo. Así es Jesús y así hemos de ser también nosotros. 

El Evangelio de hoy tomado de Mc 2, 13-17 nos habla del encuentro y llamado de Levi de Alfeo (Mateo) quien era publicano y se dedicaba al cobro de los impuestos o tributos para Roma y ello lo hacía despreciable, pues era abusivo y se enriquecía por ese procedimiento.

Dice el texto que: "Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.  Mc 2, 13- 14

Jesús se detuvo ante la mesa del cobrador de los impuestos y lo miró con afecto y le pidió Que le siguiera. Leví no sabía quién era, pero sus Palabras resonaron con tal fuerza en él que solo bastó con mirarle a sus ojos para ver y comprender lo que Él le pedía. 

El "Sígueme" no solo llega a los oídos de Leví sino también a todos nosotros. Si, Jesús hoy se detiene frente a nosotros y nos mira también con afecto  y nos habla a nuestros corazones invitándonos a aceptarlo y a seguirle con decisión firme y  fidelidad. 

Él no excluye a nadie e invita a todos sin excepción para que nos dejemos amar por Dios y hagamos su voluntad. 

Él muestra su Misericordia y quiere que seamos amorosos y misericordiosos como Él. Él, nos hace comprender que tenemos un Padre que sana nuestras miserias y nos regala su amistad y comunión.

Preguntemos: ¿Cómo estamos correspondiendo al llamado que nos hace el Señor? ¿Estamos siendo coherentes con su propuesta?

Señor, Tu conoces nuestras debilidades y sabes que caemos, que dudamos y que nos desesperamos; sabes que muchas veces nos equivocamos de camino, tomamos malas decisiones, nos alejamos de Ti; pero sabemos que eres fiel y a pesar de nuestras faltas nos llamas por nuestro propio nombre y nos das la alegría de ser tus hijos amados; gracias mi Dios por tu bondad y misericordia.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:17 a.m. | Permalink |


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