jueves, enero 11, 2024

"Redímenos, Señor, por tu misericordia"...Salmo 44.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 11 de Enero del 2024

INTRODUCCION:

En tiempos de Jesús, los leprosos eran marginados sociales que debían vivir fuera de lugares habitados y no podían acercarse a los caminos. El contagio acarreaba también la impureza religiosa, por lo que eran excluidos en el sentido pleno de la palabra. Pues bien, un leproso se acercó a Jesús pidiendo su curación con gran fe y confianza: «si quieres, puedes limpiarme». Todo es obra de Dios, nosotros debemos dejarnos hacer por su voluntad: «quiero: queda limpio». ¿Qué sentimiento domina tu relación con Dios? ¿Se dan la confianza, la gratitud, la alabanza, el abandono o tal vez existe aún el miedo, la superstición, la desconfianza, la incredulidad? ¿Es tu oración un poner tu vida confiadamente en manos del Señor?. Jesús amaba también a aquel leproso y lo curó. Hoy sigue habiendo marginados sociales: drogadictos, discapacitados, presidiarios, mendigos, inmigrantes, etc. A veces lo mismos creyentes son/somos ridiculizados. También nosotros podemos excluir a quienes no piensan como nosotros, a los que vemos diferentes. Sin embargo, el amor no margina a nadie.

El Evangelio de hoy tomado de Mc1,40-45 nos narra los episodios de la sanación de un leproso por parte de Jesús. 

Los enfermos de lepra en esa época eran marginados socialmente y los excluían prohibiéndoles toda actividad dentro de la sociedad. La actitud compasiva de Jesús en curar a este hombre le hizo devolver su dignidad y le manifiesta el amor Misericordioso de Dios.

Dice el texto del Evangelio que: "Se acercó a Jesús un leproso para pedirle ayuda y, cayendo de rodillas, le dijo: “Si quieres, puedes purificarme”. Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo quiero, quedas purificado”. En seguida la lepra desapareció y quedó purificado. Jesús lo despidió, advirtiéndole severamente: “No le digas nada a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que le sirva de testimonio”. Sin embargo, apenas se fue, empezó a proclamarlo a todo el mundo, divulgando lo sucedido, de tal manera que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que debía quedarse afuera, en lugares desiertos. Y acudían a Él de todas partes". Mc 1,40-45.

Jesús siente compasión, se conmueve y cura. Ante ello, mucha gente queda impactada y más, por la condición en la que se encontraba viviendo el enfermo al ser excluido y rechazado. Él deja que se le acerquen y sin rechazo ni asco alguno toca.

Hermanos, que gran ejemplo nos brinda hoy este leproso. Busca a Jesús con humildad, confianza y fe. ¿Qué significa ello para nosotros hoy? No podemos en ningún momento quedarnos indiferentes ante las situaciones que vive la gente, por tanto, no podemos quedarnos inmóviles ante los sufrimientos y necesidades de los demás, pues la voluntad de Dios es acoger, perdonar y ayudar con vientos de misericordia.

Señor, ¡Cuánto podrías hacer con nosotros si nos dejáramos transformar por Ti! ¡Seríamos un instrumento que Tú podrías usar para comunicar a los hombres tus tesoros y tus gracias! Jesús, ayúdanos a vivir tu Evangelio y a sentir el apremio de cumplir con tu mandato misionero.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:41 a.m. | Permalink |


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