"Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios"...Salmo 98.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Jueves 4 de Enero del 2024
INTRODUCCION:
El Evangelio de hoy presenta el encuentro de Jesús con sus primeros discípulos. La escena se desarrolla en el río Jordán, el día después del bautismo de Jesús. El mismo Juan Bautista señala al Mesías a dos de ellos con estas palabras: «¡He ahí el Cordero de Dios!». Y aquellos dos, fiándose del testimonio del Bautista, siguen a Jesús y se quedan con Él esa tarde. Hermanos, esto es algo que nos hace pensar: Todo encuentro auténtico con Jesús permanece en la memoria viva, nunca se olvida. Se olvidan muchos encuentros, pero el verdadero encuentro con Jesús siempre permanece. Y ellos, tantos años después, se acordaban incluso de la hora, no podían olvidar este encuentro tan feliz, tan pleno, que había cambiado sus vidas.
En el Evangelio de hoy tomado de Jn 1, 35-42 nos muestra a Juan Bautista como un hombre generoso y no egoísta que le habla a sus discípulos de Jesús y se los muestra como el Cordero de Dios.
Dice el texto del Evangelio que: "Estaba Juan Bautista con dos de sus discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: “Éste es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Él se dio vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó: “¿Qué quieren?” Ellos le respondieron: “Rabbí" -que traducido significa Maestro- "¿dónde vives?” “Vengan y lo verán”, les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con Él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde. Jn 1, 35-39
La acción que nos muestra Juan Bautista hoy impulsa al hombre hacia el discipulado. Miren, así como los dos discípulos de Juan decidieron seguir a Jesús, así de esa misma manera podemos también seguirlo y convertirnos en sus discípulos.
No es suficiente decir que sigo a Jesús es necesario convertirse de discípulo a apóstol para así, darlo a conocer y mostrarlo a los demás, con nuestro testimonio de vida, con nuestras acciones y con nuestras palabras.
Ir y ver donde Él vive, es entrar en el mundo de Dios para saber actuar en el mundo en el que vivimos, y permanecer abiertos a los demás y arriesgarse a trabajar para erradicar el mal que embelesa al mundo.
Hagamos carne la Palabra de Dios y con ella impregnada en nuestro corazón seamos sal y luz para el mundo.
Señor, aleja toda distracción y preocupación que nos desvíe del camino al que tu nos llamas. Cordero de Dios ayúdanos a tener un encuentro personal con tu amor y danos la gracia de encontrarte y nunca más dejarte.