"A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu"...Salmo 30.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Martes 26 de Diciembre del 2023
Hoy
la Iglesia celebra la festividad de San Esteban diácono de la
Iglesia primigenia de Jerusalén. Fue condenado a la lapidación, martirio que
fue contemplado por Pablo de Tarso antes de su conversión.
En
los momentos de su martirio oró a Dios para que recibiese su espíritu y para
que perdonara a sus asesinos. Se puso de rodillas y cayó muerto.
Sus
reliquias se encuentran en Roma en la Basílica de San Lorenzo y enterradas al
lado de este que también, es mártir. Su traslado fue realizado por el Papa
Pelagio II. Su fiesta se viene celebrando en la Iglesia desde el 26 de
diciembre del año 415 D.C.
INTRODUCCION AL EVANGELIO:
En
el Evangelio de hoy se predice una hostilidad injustificada a la que tendrán
que enfrentarse los testigos del evangelio: desconfianzas, traiciones,
infamias… son los únicos argumentos en boca de quienes no tienen razón. La
liturgia de hoy nos invita a celebrar, justo un día después de la Navidad, la
fiesta de un mártir. A primera vista, no deja de parecernos algo extraño. La
Palabra de Dios se hace hombre mortal para que, el hombre, alcance la
inmortalidad. La Iglesia pretende con esta fiesta que, ya desde el nacimiento
del Señor, tengamos delante de los ojos los resultados extraordinarios que
produce la salvación que nos trae el Niño de Belén.
En el Evangelio de hoy tomado de Mt 10, 17-23, Jesús advierte a sus discípulos sobre los riesgos y tropiezos que se pueden presentar cuando se es fiel a los Evangelios, pues ello conlleva muchas veces a tener dificultades y persecuciones. Él, les dice: "Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en sus sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquél que persevere hasta el fin se salvará". Lc 10,17-22.
Cuando
se opta por seguir a Jesús se opta también por asumir lo que ello conlleva y
entre esas cosas está la incomprensión, las contradicciones y la
persecución.
Y
es que, quien se atreve a seguir sus pasos ha de tener siempre comportamientos
pacificadores viviendo como un cordero en una sociedad de lobos, es por ello,
que pide que seamos hábiles y astutos.
Hermanos,
esos lobos de que habla Jesús hoy en este Evangelio están muy presentes aún en
nuestra sociedad y los constituyen ciertos elementos del poder, la
ambición por el poseer el dinero, la vanidad, la soberbia, el aborto, la
muerte, el egoísmo y todos esos elementos que hoy están presentes en muchos
lugares donde la Palabra de Dios provoca molestia y no la pueden
soportar.
Jesús
nos dice muy claramente hoy: "No tengan miedo, que yo estoy con
ustedes". Somos sus elegidos y tenemos como tarea encomendada
continuar con su obra.
Señor, hazme profeta. Hazme profecía que no tema tanto el rechazo como la esterilidad que produce hacer lo de siempre, lo que todos, lo que se lleva… simplemente por evitar el conflicto y la reacción que provoca escuchar tu Palabra, ponerla en práctica y dar testimonio profético de que lo de tu reino es verdad y vida verdaderas.