sábado, diciembre 30, 2023

"Alégrense el cielo y goce la tierra"...Salmo 95.

REEFLEXION AL EVANGELIO DE HOY.

Sábado 30 de Diciembre del 2023

INTRODUCCION:

El pasaje evangélico de hoy nos relata el testimonio de la profetisa Ana, una mujer viuda de muchos años y que “no se apartaba del templo día y noche” y “daba gracias a Dios y hablaba  del niño a todos los que aguadaban la liberación de Israel”. El testimonio de Ana debe ser también nuestro testimonio hablando siempre que podamos y en la ocasión propicia, de Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador de toda la humanidad, a los que se acerquen a nosotros como la mejor  noticia que les podemos ofrecer para que le metan en sus corazones y vivan la alegría de su amistad y sean, seamos, fieles al camino que nos indica que sabemos que conduce a la vida y vida en abundancia.

Él Evangelio de hoy tomado de Lc 2, 36-40 nos narra como fue el encuentro de la profetisa Ana mujer de avanzada edad, hija de Fanuel de la tribu de Aser con María, José y el niño Jesús en el templo de Jerusalén. 

Dice el texto del Evangelio que: "Ana desde joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. Ella no se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño. Ana se acercó, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación  de Jerusalén. Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia del Dios estaba con él". Lc 2, 36-40.

La profetisa Ana, esposa de Simeón confirma como auténtico el acontecimiento vivido de su esposo cuando al tomar el niño Jesús en sus brazos bendijo a Dios y le dio las gracias de gozar de la presencia viva de la llegada del Salvador.

Hermanos, Ana se convierte en una figura fundamental para todos nosotros, Laicos Comprometidos con el Testimonio de la Palabra, la cual como discípulos de Jesús anunciamos en todos los lugares y ambientes no solo de palabra sino con la vivencia y práctica de las virtudes y los valores que nos han sido dados a través de los Evangelios. Por lo tanto, pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude diariamente a hacer viva la presencia de Jesús en nuestras vidas viviendo en la humildad y la sencillez de la Sagrada Familia de Nazaret. 

Señor, gracias  porque estás siempre a nuestro lado. Ayúdanos a sentir tu cercanía y estar siempre contigo.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:25 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>