martes, enero 09, 2024

"Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador"...1Sam2.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 9 de Enero del 2024

INTRODUCCIÓN:

Este evangelio es motivo para nosotros, los creyentes, de reflexión, conversión y examen de cómo es nuestra enseñanza, nuestra misión. ¿No la estaremos reduciendo sólo a palabras bonitas sobre lo que sabemos de Jesús y después no somos coherentes con lo que afirmamos? oh también, de estar atentos para saber qué espíritu mueve nuestra vida, si el de Jesús u otros. Hoy es el momrnto de que reafirmemos nuestros deseos de dejarnos llevar del Espíritu de Jesús, que nos hace libres.

En el Evangelio de hoy podemos apreciar como la gente de la ciudad de Cafarnaún se encontraba admirada por la forma como Jesús enseñaba las Santas Escrituras en las Sinagogas, pues lo hacía con autoridad y diferente a como lo hacían los Escribas.

Dice el texto del Evangelio que "ese sábado en el que llegó Jesús a enseñar había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu impuro que empezó a gritar: "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hombre”. El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un alarido, salió de ese hombre. Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y éstos le obedecen!” Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea". Mc 1, 21-28.

Hermanos, el Evangelio de hoy nos invita a mirar el actuar de Jesús y a que nosotros mismos nos evaluemos para ver si  al hablar también en nuestras misiones pastorales lo hacemos con toda autoridad.

Al hacer un análisis serio y sincero de nuestro actuar, podemos encontrar muchas falencias, pues son tantas las veces que creemos que con conocer "a medias" las verdades del Evangelio nos sentimos capaces y con fuerza y poderes para hablarles a otros. Y fracasamos si lo pensamos así, pues la fuerza que nos imprime Dios se logra mediante el crecimiento personal y la vivencia de las actitudes y valores que nos imprimen los Evangelios; pues así, descubriremos que en estas, la fuerza de Dios genera vida, libera y crea autoridad. 

Estamos llamados a manifestar nuestra coherencia de vida extendidas al servicio y al seguimiento a Jesús, para que así, nuestras palabras y acciones sean signos de compromiso por la vida y la dignidad de las personas. 

Señor, danos la gracia de conocer y vivir tu doctrina del amor para entregarnos desinteresadamente a los demás con total donación como tu lo hiciste.
 
posted by Laureano García Muentes at 3:23 a.m. | Permalink |


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