martes, enero 16, 2024

"Encontré a David, mi siervo"... Salmo 89.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 16 de Enero del 2024

INTRODUCCION:

Jesús ha comenzado su actividad pública de manera sorprendente. Enseña que el Reino de Dios irrumpe con su persona y por ello cura a los enfermos y perdona los pecados. La gente se admira ante lo ocurrido, otros sin embargo, lo rechazan. Los judíos vigilan y están alertas para criticar, para acusar. Jesús disculpa a sus discípulos, "da la cara" por ellos. Cuánto cuesta dar la cara, sobre todo cuando te la pueden partir. Jesús no condena, disculpa, comprende... Perdona hasta lo que le están matando "Perdónales, Señor, que no saben lo que hacen".

En el Evangelio de hoy tomado de Mc 2, 23-28 vemos a los Fariseos criticar fuertemente a Jesús por permitir y tolerar a sus discípulos en la desobediencia y violación de las normas y leyes como el ayuno y actividades durante los días sábados que estaban consagrado al Señor.

Dice el texto del Evangelio que: "Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le dijeron: "¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?". El les respondió: "¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?". Y agregó: "El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado". Mc 2, 23-28.

Para los judíos el día sábado era el día consagrado al Señor y ese día no estaba permitido realizar ninguna actividad.

Él entra en controversia con los Fariseos al proclamar que el día sábado había sido hecho para que el hombre camine y viva en libertad y no haciéndose esclavo de las leyes o mandatos como lo era el descanso sabático.

Hoy centra su Palabra en la actitud de los discípulos de arrancar las espigas para satisfacer el hambre.

Eso para los Fariseos era un acto de violación a la ley. Entonces Jesús les recrimina y les deja claro que el principal valor es la salvación del hombre porque este está por encima de cualquier institución social, moral y religiosa; y que la salvación del hombre vendrá a través de unas firmes relaciones personales con Dios.

Hermanos, la Palabra de Dios es como esas espigas maduras que arrancaron los discípulos y se las comieron, pues esta alimentan nuestro espíritu. Por tanto no ignoremos las Sagradas Escrituras, pues si lo hacemos estaremos adaptándonos de lo que Dios quiere para nosotros. La Palabra de Dios es nuestro mejor alimento. 

Haznos, Jesús, hombres coherentes que no teman a las dificultades, que no deserte de su misión, que no trate de ocultar su egoísmo o sensualidad en posturas aparentemente coherentes pero faltas de compromiso y de auténtica virtud.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:49 a.m. | Permalink |


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