domingo, septiembre 17, 2023

"El Señor es compasivo y misericordioso"...Salmo 103.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 17 de Septiembre del 2023

Perdonar, para los seguidores de Jesús es una realidad vital, es el corazón del evangelio, es un estilo de vida. El Evangelio de hoy es uno de esos evangelios que nos cuesta llevar a la práctica. Porque lo que más hacemos es lo contrario, el recordar las ofensas, y no perdonar sin condiciones. ¿Es el perdón una actitud de gente débil? ¿Tengo que ser tonto para ser bueno? ¿No hay momentos en los que uno, incluso teniendo la mejor voluntad, dice esto es demasiadoLo más normal, para muchos, es vengarse cuando se puede, o al menos, guardar el rencor hasta mejor momento. La venganza es el placer del ofendido, y el rencor el único recurso seguro del más débil. La ira es muy perjudicial. Nos vuelve demonios. Es muy útil corregir y dejarse corregir. Pero, quizá, no hay mayor alegría que saber perdonar y sentirse perdonado. Tenemos un Padre bueno, siempre dispuesto a darnos otra oportunidad. Pero nosotros debemos ser consecuentes. Perdonar como Dios nos perdona. Setenta veces siete, y las que haga falta. Siempre. Para ser, un poquito, como Dios. 

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 18, 21-35, Pedro se acerca a Jesús y le pregunta: "Señor, ¿Cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?" y Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete " Mt 18, 21-22. Y para hacerle más claro ese mensaje, le expuso la Parábola del Siervo Malvado (Mt 18, 23-35) en la que Jesús le dice que el Reino de Dios se parecía a un Rey que decide ajustar cuenta con sus sirvientes y le presentaron a uno que le adeudaba diez mil monedas de oro y no tenía con que pagar. Entonces el Rey mandó a que vendieran a su mujer, sus hijos y todas sus posesiones para pagar la deuda y el sirviente se arrodilló ante él y le suplicó, diciendo: Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré" y el Rey se compadeció, le perdonó la deuda y lo dejó ir. Pero cuando salía del recinto, tropezó con un compañero que le debía cien monedas, lo agarró por el cuello y mientras lo ahogaba le decía: "¡Pagarme lo que me debes!" Cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo y te lo pagaré" Pero este se negó y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagará el último centavo. Al ver lo sucedido los otros sirvientes, se sintieron muy mal y le fueron a contar al Rey. Este lo llamó y le dijo: "¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti?" Indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Y le dijo a Pedro: "Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos”. Mt 18, 21-35.

No podemos poner límites para lograr el perdón y la reconciliación. Miren, el amor y la caridad no tienen límites.

Como lo vemos en el desarrollo del texto del Evangelio, El Rey quiso ajustar cuentas con sus servidores y quien le debía las diez mil monedas de oro, ante sus súplicas, siente compasión de él y tiene misericordia perdonándole todo.

Pero, hay algo irregular que contrapone la conducta del Rey, el perdonado al salir del  recinto, encuentra a un compañero que le debe y actúa en forma contraria y hasta lo mete en la cárcel. 

Hoy hermanos esta parábola nos está enseñando a ser compasivos y misericordiosos siendo buenos los unos con los otros. Y a que tengamos siempre presente que el perdón ha de ser para siempre y no eventual, algunas veces. Con el perdón ha de terminar el rencor, la pena y la lastima, para que reine la paz.

Recordemos que Dios no nos perdonará si nosotros no perdonamos y no tendrá misericordia si no somos capaces de perdonar.

"Señor, toma este corazón de piedra, y dame un corazón de hombre: un corazón que te ame, un corazón que se alegre en ti, que te imite y que te complazca." (San Ambrosio)

 
posted by Laureano García Muentes at 5:37 a.m. | Permalink |


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