martes, septiembre 19, 2023

"Danos, Señor, tu bondad y tu justicia"...Salmo 101.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 19 de Septiembre del 2023

«No llores». Una palabra de consuelo, de compasión y de misericordia de Jesús ante una mujer que sufre. A diferencia de otros relatos de curación y milagros, el texto no habla de la fe de la viuda, ni de una petición de ayuda, sino de la compasión de Cristo, que toma la iniciativa, y,  con un gesto cargado de autoridad tocó el féretro, y los que lo llevaban se detienen sorprendidos de que no tuviera miedo de incurrir en impureza legal. Jesús no ora a Dios para que volviera a la vida, sino que pronuncia, por su propia autoridad, en cuanto Señor, la orden dirigida directamente al muerto. Y con sólo su palabra «muchacho, levántate» resucitó al muerto. El que con la autoridad de unas palabras hace lo que dice, sólo puede ser Dios. La Vida se hacía presente para vencer la muerte. Dios nos quiere de pie. Nos ha creado para estar de pie: por eso, la compasión de Jesús lleva a ese gesto de la sanación, a sanarnos, cuya palabra clave es: «¡levántate! ¡ponte de pie como te ha creado Dios!».

El Evangelio de hoy tomado de Lc 7, 11-17 Jesús nos muestra sus sentimientos y su gran corazón cuando ante sus ojos se presenta la desgracia y el sufrimiento: Se compadece.

Así nos lo muestra hoy el Evangelio: "Jesús acompañado de sus discípulos y de mucha gente, llegan a la entrada de la ciudad de Naín, población que queda aproximadamente a 10 km de Nazaret. Cuando ve que de ella sacaban a enterrar a un muerto que era único hijo de una viuda. Jesús se compadeció y se acercó a ella y le dijo: "No llores" y dirigiéndose al féretro, lo tocó y dijo: "Joven, Yo te ordeno, levántate". El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre. Todos los presentes quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su pueblo". El rumor de lo que Jesús acababa de hacer  se difundió por toda Judea y toda la región vecina". Lc 7, 11-17.

Jesús nos muestra hoy su sensibilidad y nos revela el misterio de la compasión como una fuerza capaz de salvar al hombre incluso en la muerte.

Jesús nos enseña que Él es el Señor de la vida y no de la muerte. Él devuelve a la vida, a la ilusión, a la esperanza y a la confianza a los que le aceptan como el Salvador. 

Hermanos, este Evangelio de hoy es una gran enseñanza que nos ayuda a ser verdaderos discípulos del Maestro, a tener compasión por todos los que sufren y a levantarnos de la esclavitud de la muerte, de la soledad, del hambre, de la desnudez, del peligro, del mal y de todo aquello que nos quita la vida y nos aparta de Dios. 

Preguntemos: ¿Qué hago yo para ayudar a otros a vencer el dolor y crear vida nueva? ¿Sentimos compasión por quien está caído y se siente vencido?

Señor, sabemos que las aflicciones y las tribulaciones que a veces sufrimos nos sirven de advertencia y corrección, y que si tuviéramos la fe debida, no temeríamos a nada ni a nadie, porque todo pasa para nuestro bien, si sabemos poner todo en tus manos. Pero... bien conoces nuestra debilidad, nuestra necesidad de sentir tu consuelo y tu presencia, te pedimos que vengas a nuestros corazones, que quiere resucitar contigo, para poder experimentar el verdadero amor de Dios.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:11 a.m. | Permalink |


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