"Bendito el Señor que escuchó mi voz suplicante"...Salmo 28.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Lunes 18 de Septiembre del 2023
Varios son los protagonistas del Evangelio de hoy: Jesús, un centurión romano, uno de sus criados que se encontraba “enfermo a punto de morir” y “unos ancianos de los judíos”. La actitud de Jesús no nos choca, es la de siempre, atiende a los que acuden a él, curando en esta ocasión al siervo del centurión. Es la actitud continua de Jesús. Ha venido para ayudarnos y su ayuda se extiende a la curación de los enfermos que le presentan. Ante esa escena evangélica, nos brota espontáneamente pedirle a Jesús que aumente nuestra confianza y nuestra fe en él…para seguir siempre el camino que nos indica. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Jesús le dijo: Solamente, ten Fe.
Hoy el Evangelio de Lc 7, 1-10 nos narra la Sanación del sirviente del Centurión a quien estimaba mucho y se encontraba muy enfermo a punto de morir. Este hecho ocurre al Oriente de Galilea, en Cafarnaún ciudad que queda junto al lago.
Dice el texto del Evangelio que: "El Centurión había oído hablar de Jesús y le envió unos judíos notables a pedirle que fuese a sanar al sirviente. Se presentaron ante Jesús y le rogaban insistentemente, alegando que se merecía ese favor: "Ama a nuestra nación y él mismo nos ha construido la Sinagoga". Jesús fue con ellos, no estaba lejos de la casa, cuando el Centurión le envió unos amigos a decirle: "Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa; por eso no me consideré digno de ir a verte personalmente". "Pronuncia una palabra y mi muchacho quedará sano. Porque yo que no soy más que un oficial subalterno, pero tengo soldados a mis órdenes, cuando digo a uno: *‘Ve’, él va; y a otro: ‘Ven’, él viene; y cuando digo a mi sirviente: ‘¡Tienes que hacer esto!’, él lo hace”. Al oír estas palabras, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la multitud que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron al sirviente completamente sano. Lc 7, 1-10.
Hermanos, este pasaje de hoy nos enseña como la Palabra de Dios es eficaz y nos transforma. La Fe es amor y esta no es propiedad de nadie pues no la posee quien más conoce o se cree, sino el que ama más a Dios. La Fe crea humildad y sin esta no puede existir.
Podemos apreciar que el Centurión era un hombre pagano y superó la fe del pueblo de Dios. Él era un hombre romano y pertenecía a otras costumbres y creencias. Y como lo vemos, solo le bastó creer en Jesús para que el milagro se realizara.
Seria entonces importante que nos preguntemos: ¿Nos damos cuenta que a veces somos superados en la fe por otros hermanos que no son practicantes o pertenecen a otras religiones? La Fe nos exige sacrificio y aceptación total de la voluntad de Dios.
Miren: La Fe del Centurión es modelo para nosotros. Él reconoce, respeta y acepta a Jesús. Revisémonos hoy y miremos como estoy realizando la vida cotidiana, como también, el enfrentar las dificultades. ¿Estamos confiando en el poder y la eficacia de Dios y de sus Palabras?
Señor, no somos dignos de ti, pero humildemente te pedimos que aumentes nuestra fe para poder unirnos mas a Ti.