"Admirables son las obras del Señor"...Salmo 111.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Miércoles 20 de Septiembre del 2023
Jesús hace una crítica a quienes, cerrados en sus ideas y creencias, son incapaces de abrirse al Espíritu de Dios que va hablando a través de personas y acontecimientos. Y lo hace comparándolos con quienes al oír a unos niños tocando la flauta, no son capaces de bailar, o con quienes al percibir la aflicción de estos mismos niños, no pueden llorar. La experiencia que todos nosotros tenemos es que no siempre estamos receptivos y abiertos para dejar que algo pueda moverse en nuestra existencia por estar aferrados a lo nuestro, a lo de siempre, posiblemente por miedo a perder el suelo seguro; y entonces, nos perdemos la oportunidad de acoger el viento del Espíritu de Cristo que está siempre reorientando y reconduciendo nuestra vida por caminos nuevos y sorprendentes. Caminos, que si los seguimos, nos llevarán hacia una mayor plenitud de vida que es el Amor.
Frente a estas manifestaciones, Jesús les dice la siguiente parábola: "¿Con quién puedo comparar a los hombres de esta generación? ¿A quién se parecen? Se parecen a esos muchachos que están sentados en la plaza y se dicen entre ellos: ¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron! Porque llegó Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y ustedes dicen: “¡Tiene un demonio!”. Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “¡Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores!”. Pero la Sabiduría ha sido reconocida como justa por todos sus hijos". Lc 7, 31-35
Hermanos: Nuestras actitudes muchas veces son inconformes cuando los resultados que esperamos de lo que hacemos no responden a nuestros caprichos. Y así pasamos la vida protestando, e incluso, contra Dios, porque de Él queremos que nos atienda lo que le pedimos y que se haga todo posible.
Hoy este Evangelio nos está invitando a romper esos esquemas y a renunciar a esa negatividad, a ese espíritu de crítica permanente, al enojo y a todo aquello que nos lleve a pensar que nada es suficiente para nosotros.
Jesús espera que nuestros corazones vuelvan a palpitar y reaccionar antes que nuestra fe se marchite. Abramos nuestros corazones y nuestros ojos antes que aquellos que buscan llevarnos por caminos diferentes toquen nuestras puertas y nos arrebaten lo más valioso que tenemos: El amor de Dios.
Señor Jesús, acércate a nuestras vidas, queremos poseer tu sabiduría para poder tener un auténtico encuentro contigo. Queremos reconocer tu presencia y seguirte sin condiciones.