"A toda la tierra alcanza su pregón"... Salmo 19.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Jueves 21 de Septiembre del 2023
Los textos bíblicos que tratan sobre la llamada de Dios a los hombres, nos hacen caer en la cuenta del proceso de transformación que experimenta aquella persona a la que El llama a su seguimiento. Hoy vemos a Mateo quien sentado en lo cotidiano de su vida, Jesús le llama para que le siga. El, rumiando la rutina. Sobre él caía la etiqueta de que no era buena persona, ya que, estaba de parte de un imperio que acosaba al pueblo judío. Jesús, no se fija en eso, sino en el corazón. Mateo hace su proceso, está abierto a lo que Jesús disponga de él. A la llamada le sigue la acción: «Levantarse». Jesús, lo transforma en un potencial. Le dice Sígueme, es decir, te ofrezco un futuro lleno de posibilidades, un horizonte que habla de plenitud, un trabajo a implantar el Reino. «Resucitar» de una situación que llega a ser extenuante, el rechazo y la habladuría continua, que mina a la persona, porque a lo mejor la vida no le ha abierto las mismas posibilidades que a otros que ahora se encuentran en una condición de jueces inmisericordes: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?» La etiqueta pesa mucho, hace mal sobre la persona que recae. Jesús lo libera y le dice: «Ven conmigo».
De acuerdo a los Evangelio de Mateo y Marcos, cuando se hallaba en su despacho de recaudación fue llamado por Jesús, quien le pidió que lo siguiera. Evangelizó en Judea, Etiopía y Persia y viviendo en Antioquía escribió su Evangelio. Murió martirizado en Etiopía.
El Evangelio de hoy tomado de Mt 9, 9-13, nos narra que: "Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con Él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: «Yo quiero misericordia y no sacrificios». Porque Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Mt 9, 9-13.
Y claro, como siempre, en estos casos salen a flote las envidias, los celos y las críticas. Los Fariseos y los Escribas que seguían a Jesús expresaron una fuerte censura y le echan en cara su actitud de invitar a la misma mesa a hombres pecadores.
Hermanos: El desafío del amor se manifiesta con las sorpresas. Así lo vemos hoy en este Evangelio. Mateo, no lo alcanzaba a entender.
Que bueno sería que hoy y cada día en nuestras vidas nos dejáramos sorprender por Dios. No tengamos miedo ni temor a esa voluntad de Dios. ¡Atrévete a escucharlo y dejarlo todo para seguirle con decisión, firmeza y fidelidad!
Señor, que nunca seamos sordos a tu llamado y sepamos responder con alegría y generosidad. Queremos seguirte, deseamos levantarnos de nuestras comodidades y salir convencido de quitar todo lo que me aparte de Ti y seguirte sin ninguna condición como lo hizo San Mateo.