miércoles, enero 11, 2023

"El Señor se acuerda de su alianza eternamente"...Salmo 105.

REFLEXION AL EVANGELIO  DE HOY

Miércoles 11 de Enero del 2023

Jesús muestra una predilección particular por quienes están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, los endemoniados, los enfermos, los marginados. Así, Él se revela médico, tanto de las almas como de los cuerpos, buen samaritano del hombre. Es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cura, Jesús sana. 

Hoy el Evangelio tomado de Mc 1, 29-39 nos narra el episodio de la Sanación de la suegra de Simón y de muchos enfermos y endemoniados por parte de Jesús en un día sábado. 

Dice el texto del Evangelio que: "Después de haber predicado Jesús en la Sinagoga de Cafarnaún, se dirigió a la casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y se lo comunicaron inmediatamente. Él se acercó, la tomó de la mano y la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían. De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración.. Mc 1, 29-35.

Hermanos, Jesús levanta a quienes le buscan de la postración del pecado y resucita a una nueva vida.

Hay algo muy importante en la suegra de Simón-Pedro. Apenas fue curada y liberada de su enfermedad, se puso a servir. El servicio  a de ser una actitud fundamental de todos los que seguimos a Jesús. Ello nos lo enseña cuando estudiamos su vida, porque Él vino a servir y no a ser servido.

También podemos apreciar en el texto del evangelio que al día siguiente, muy de madrugada, Jesús se levantó, salió y se dirigió a un lugar despoblado donde estuvo orando. Y con ello, nos enseña que en medio de todas nuestras actividades y ocupaciones tenemos la necesidad de dedicar un tiempo para la oración porque en ella encontramos las fuerzas necesarias para seguir avanzando en nuestras actividades y acciones de la vida. 

No olvidemos que la oración es el motor que afianza y da firmeza a nuestra Fe.

Señor, ayúdanos a orar y a dialogar con tu Padre como Tú lo hacías. ¡Cuánto nos enseña este pasaje del Evangelio! Ahora comprendemos la importancia de la oración y el cómo vivir los acontecimientos difíciles de la vida: con paciencia, ánimo y esperanza. 

 
posted by Laureano García Muentes at 6:02 a.m. | Permalink |


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