"Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos"...Salmo 146.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Domingo 29 de Enero del 2023
En las «Bienaventuranzas» Jesús expresa nuestras necesidades, actitudes, sentimientos y sufrimientos y así, Dios nos reconoce como humanos y nos da aliento para no abandonar el camino a su Reino. Estas, son como una ley para llegar a ser «Santos» a través de la felicidad.
Dice el texto del Evangelio de hoy tomado de Mt 5, 1-12a, que: Jesús al ver la multitud que le seguía subió al monte, se sentó y se le acercaron los discípulos. Tomó la palabra y comenzó a enseñarles del siguiente modo: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos posseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros". Mt 5, 1-12.
Hermanos: las Bienaventuranzas se consideran como nuestro itinerario para alcanzar la plenitud de la comunión con Dios. Quien sigue esta enseñanza, vive el camino de la felicidad y refleja con su vida el testimonio del encuentro y seguimiento a Jesús. Ellas, revelan la alegría y la felicidad, pues al iluminar nuestras acciones de vida nos ayudan a ser testigos de la presencia de Dios y ser verdaderos discípulos de la salvación manifestada en Cristo Jesús, nuestro Salvador.
Esta es la verdadera carta de la Identidad Cristiana porque describe el rostro y el estilo de vida de Jesús.