jueves, diciembre 15, 2022

"Te ensalzaré Señor, porque  me has librado"...Salmo 30.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 15 de Diciembre del 2022

Esta fue la etapa más difícil de Juan, porque el Señor tenía un estilo que él no había imaginado, a tal punto que, en la cárcel, sufrió no sólo la oscuridad de la celda, sino la oscuridad de su corazón. Las dudas le asaltaron: Pero ¿será éste? ¿No me habré equivocado? A tal grado, que pide a los discípulos que vayan a Jesús para preguntarle: Pero, ¿eres tú verdaderamente, o tenemos que esperar a otro? (…) Es bello pensar así la vocación del cristiano. En efecto, un cristiano no se anuncia a sí mismo, anuncia a otro, prepara el camino a otro: al Señor. (…) Y finalmente debe ser un hombre que sepa abajarse para que el Señor crezca, en el corazón y en el alma de los demás. (Homilía de SS Francisco - Santa Marta, 24 junio 2014)

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 7, 24-30, Jesús elogia a Juan Bautista  y lo hace ante la multitud después que se habían marchado los mensajeros que había enviado. Y les dice: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿Qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces, ¿Qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. Porque os digo, entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es mayor que El" . Lc 7, 24-29.

Él reprocha a la gente por no haber comprendido su mensaje ante tanta incredulidad y por estar siguiendo a otros. Sus Palabras duras chocan y les resbala, pero Él, es esa voz que sigue gritando en el desierto de la conciencia de los hombres llamando a la conversión

Hermanos, miremos nuestra realidad: vivimos rodeados de la cultura de la muerte dentro de una sociedad violenta y opulenta que guiada por el poder del dinero se corrompe y piensa que mucha gente se compra y se vende. 

Si, se vive con el corazón cerrado que quiere hacer lo que le venga en gana. Pero Dios, cargado de Misericordia no deja de persistir en abrazarnos con su amor, deseando que tengamos sus mismos sentimientos y seamos capaces de confrontar tanta muerte poniéndonos del lado de la vida; porque el pecado es el que desintegra a las personas. 

Estos días en el que vivimos el Adviento, sea para nosotros unos momentos para examinar nuestra conciencia, no sobre actos aislados sino en busca de esas cosas que nos han frustrado y que nos han querido aparentar de la voluntad de Dios. Que Jesús vuelva a nacer en nuestros corazones. 

Señor, concédenos vivir de tal forma que podamos ser auténtico mensajero de tu amor en todos los lugares del mundo.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:37 a.m. | Permalink |


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