domingo, diciembre 04, 2022

"Que en sus días florezca la justicia, y La Paz abunde eternamente"...Salmo 72.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 4 de Diciembre del 2022

Conviene recordar que lo que celebramos los cristianos en la Navidad no es, simplemente, que hace dos mil y pico años, nació el Señor en Belén de Judá.  No se trata de un simple recuerdo.  Es una afirmación de fe: Desde aquella noche en la cueva, en el pesebre, hay un «Dios-con-nosotros», hay un Dios que forma parte de nuestra historia, de nuestros caminos, hay un Dios que vive mi vida conmigo, con el que me puedo encontrar a solas, al que siento, con el que dialogo, y que tiene como misión ayudarme a vivir una vida con sentido, que merezca la pena, de la que me pueda sentir orgulloso, en la que consiga ser feliz. Y cuando la Iglesia nos invita a celebrar este tiempo, nos está queriendo animar a que nos abramos, actuemos (conversión) para renovar aquella venida y nuestra acogida personal al Señor. No necesariamente «vendrá el Señor» precisamente el día 25 de diciembre. El Señor está continuamente viniendo, saliendo a nuestro encuentro, en las mil situaciones de nuestra vida... y hay que saber reconocerlo y acogerlo. 

El Evangelio de hoy tomado de Mt 3, 1-12 nos resalta el anuncio de Juan Bautista quien proclama la invitación a la conversión mediante el bautismo y del arrepentimiento. Él, refiriéndose a los Escribas y Fariseos les invita a tener una conversión profunda pues, no veía en ellos un deseo de cambio para ser unos verdaderos hijos de Dios. y  les dice: "Arrepiéntanse, que está cerca el Reino de los Cielos"..."¡Raza de víboras!. ¿Quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga". Mt 3, 1-3.7-12.

Juan Bautista les recalca que hay que ser "Verdaderos hijos de Abraham" y con esa afirmación les desafiaba a dejar a un lado la corrupción   imperante en ellos como autoridad política y religiosa. Les pedía una conversión radical, una conversión con arrepentimiento que se logra a través de la fuerza del Espíritu Santo y por medio del fuego del amor de Dios, dejando a un lado la ambición y la vanidad que daña el corazón, siendo coherentes con su verdad.

Hermanos, estamos celebrando el Adviento, un tiempo de conversión, un tiempo de gracia donde sobresale la escucha de la Palabra de Dios para volver a mirar al Señor. 

Pidámosle que nos convierta desde lo más profundo de nuestros corazones diciéndole que estamos dispuestos a través de la fuerza del Espíritu Santo a dar fuego y calor a todos los que nos rodean.

Señor, ayúdanos para que este tiempo sea un tiempo de la renovación, un verdadero tiempo de la esperanza y que podamos llegar a la navidad con un corazón bien dispuesto para recibirte y para que permanezcas siempre en el.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:37 a.m. | Permalink |


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