martes, noviembre 29, 2022

"Que en sus días florezca la justicia, y la Paz abunde eternamente"...Salmo 72.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 29 de Noviembre del 2022

Jesús no eleva al Padre un lamento, sino un himno de júbilo. Y les dice a sus discipulos que Dios se fija en lo pequeño, en lo débil, en lo que no cuenta. Pues esos son los pequeños a los que El les ha revelado las cosas del Reino. Así le ha parecido bien al Padre. Pero lo irónico es que nosotros, sin embargo, pretendemos seguir siendo poderosos, fuertes, grandes, sabios, entendidos. No hemos comprendido aún que el Reino se manifiesta en lo pequeño, en lo humilde, en lo débil. Que Dios no necesita nuestras grandes obras para querernos, Él nos ama en medio de la imperfección, la debilidad, el pecado.

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 10, 21-24, Jesús revela su felicidad por el éxito en la misión encomendada a los setenta y dos, quienes al regresar de ella comparten su experiencia. Él lleno de alegría y júbilo exclama: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar". Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: ¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que" vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron" Lc 10, 21-24.

La alegría de Jesús no es una alegría superficial, le sale del fondo de su corazón al percibir en los discípulos como vivieron su primera experiencia misionera. Y como un gesto de gratitud se lo expresa al Padre Dios, diciéndole: "¡Si, Padre, porque así te pareció bien!" y los mira y les dice a sus discípulos: "¡Bienaventurados!".

Hermanos, Jesús devela sus secretos y su misterio a los hombres y mujeres sencillos  de corazón porque conociéndole a Él son capaces de hacerse pequeños y humildes con los pobres, los marginados, los sin voz y los que están cansados de las injusticias.

Ejercitémonos en mirar los signos de los nuestros tiempos en la cotidianidad para así, estar vigilantes en las necesidades de los demás. 

Ahora, nos preguntaremos: ¿Por qué Jesús los llama bienaventurados? La respuesta está dada en su oración, porque ellos tuvieron la suerte que no tuvieron otros de ver y   cumplir lo que Él hijo del Padre les ha encomendó.

¡Te damos gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por este momento en que nos concedes unos momentos para reflexionar y dialogar contigo! ¡Gracias, porque en medio de este dialogo, nos revelas los misterios de tu Reino!

 
posted by Laureano García Muentes at 4:33 a.m. | Permalink |


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