sábado, noviembre 19, 2022

"Bendito el Señor, mi roca"...Salmo 144.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 19 de Noviembre del 2022

Los que creemos en el evangelio de Jesucristo nos convertimos en nuevas criaturas: En hijos de Dios. En la resurrección, los seres resucitados serán «cuerpos espirituales» es decir, serán, como los ángeles, personas con un cuerpo no sometido a la corrupción, vivificados por el Espíritu, que no ofrece ya posibilidad alguna a la muerte. Nuestra peregrinación va de la muerte a la vida: la vida plena. Nosotros estamos en camino, en peregrinación hacia la vida plena, y esa vida plena es la que ilumina nuestro camino.

El Evangelio de hoy tomado de Lc 20, 27-40, nos presenta a un grupo de Saduceos que querían tenderle una trampa a Jesús   para ponerlo en ridículo frente a los que decían que era verdad la resurrección de los muertos. 

(Los Saduceos eran unos personajes importantes de la vida política judía y negaban la resurrección de los muertos. Vivían más preocupados por la repartición de los bienes el día que sucediera esa resurrección). 

Dice el texto que estos le preguntaron a Jesús: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? porque los 7 fueron maridos suyo. Lc 20, 27-33.

Jesús les deja muy claro que el estado del hombre que ha resucitado no es igual al del estado presente. El vive en su espíritu y éste es un estado nuevo. Es hijo de Dios, del Dios que no es de muertos sino de vivos. 

Hermanos, así como Jesús resucitó de entre los muertos, así los muertos resucitarán también y en  ese concepto se reafirma nuestra Fe Cristiana. Por ella, sabemos que la muerte no es el fin sino por el contrario, es el principio de la verdadera vida. 

Sin caer en lo absurdo que planteaban los Saduceos, muchos nos vivimos preguntando: ¿Qué habrá después de la muerte? Y nos preocupamos buscando respuestas en personas que se creen videntes y brujos y descuidamos la realidad que circunda a nuestro alrededor donde viven muchos hermanos nuestros que están urgidos de una mano amiga  y solidaria. Busquemos más bien la felicidad en esta tierra y tengamos los ojos puestos en la eternidad. 

Señor, Tú eres un Dios de vivos no de muertos, por eso te pedimos que nos muestres cómo podemos aprovechar cada minuto de nuestra vida para crecer espiritual y apostólicamente. Sabemos muy bien que ese es el camino seguro para alcanzar la santidad.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:21 a.m. | Permalink |


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