"Al que salga vencedor le dará del árbol de la vida"...Salmo 1.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Lunes 14 de Noviembre del 2022
En el Evangelio de hoy hay tres aspectos a identificar, ellos son: la ceguera, la necesidad de un instrumento y la fe. La ceguera es todo lo que representa nuestras limitaciones, problemas, es decir lo que nos impide crecer, ser libres, estar en paz. La necesidad de un instrumento que nos ayude a ver estos problemas y darles solución, ver cómo salir de nuestras limitaciones y... La fe, que es donde depositamos toda la confianza, nuestra actitud positiva para salir adelante. Pidámosle al Señor que tenga compasión de nosotros y nos ayude con los instrumentos que él considere para ver y estar en paz, libre y crecer.
El Evangelio de hoy tomado de Lc 18, 35-43, nos presenta la Sanación de un ciego de Jericó. Y ello ocurre, cuando Jesús se acercaba a la ciudad de Jericó. Al lado del camino por donde pasaba tanta gente, pregunto que era aquello que sucedía y le dijeron que pasaba Jesús de Nazaret. Entonces gritó: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mi!". Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mi!". Jesús se detuvo y mando que se lo acercaran. Cuando lo tuvo cerca, le preguntó: "¿Que quieres que haga por ti?". Él le respondió: "Señor, que vea". Jesús le dijo: "Recobra la vista, tu fe te ha salvado ". Al instante recobró la vista y seguía glorificado a Dios; y el pueblo, al verlo, alababa a Dios. Lc 18, 35-43.
En este Evangelio una vez más vemos a Jesús pendiente de las necesidades de su pueblo por eso su fama crecía en Israel. Mucha gente le pedía por su salud y cuando constataba que tenía fe y buena intención los sanaba. Todos eran importante para Jesús, El no tenia en cuenta si era pobre, rico, blanco, negro o que perteneciera a alguna clase social.
Esta vez nos presenta a un ciego y con el grito de este, entiende que tiene una necesidad y sin dudarlo le devuelve la vista.
Hoy el grito de los más necesitados incomoda a los gobernantes y a los ricos. En muchas ocasiones pareciera que han puesto en sus corazones anestesia para no sentir ni ver el dolor y el sufrimiento de esas personas.
Aunque muchos son incrédulos, esas suplicas insistentes pidiendo ayuda y misericordia llegan hasta Jesús.
Hermanos, aprendamos de este ciego a reconocer humildemente nuestras limitaciones que siempre serán grandes e imposibles de sanar. Solo basta tener confianza en el Señor.
Este Evangelio de hoy es una invitación a que reconozcamos nuestras terquedades, torpezas y cegueras; y así, pedirle a Jesús nuestra sanación para con libertad hacer lo que Él nos propone.