jueves, noviembre 17, 2022

"Has hecho de nosotros un reino de sacerdotes para Dios"...Salmo 149.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 17 de Noviembre del 2022

Hoy Jesús llora porque hemos preferido el camino de las guerras, el camino del odio, el camino de las enemistades. Estamos cerca de la Navidad: habrá luces, habrá fiestas, árboles luminosos… todo maquillado: el mundo sigue haciendo las guerras. El mundo no ha entendido el camino de la paz. Nos hará bien también a nosotros pedir la gracia del llanto, por este mundo que no reconoce el camino de la paz. Que vive para hacer la guerra, con el cinismo de decir que no hay que hacerla. Pidamos la conversión del corazón. SS Francisco. Homilía de Santa Marta, 19 de noviembre de 2015 

El Evangelio de hoy tomado de Lc 19, 41- 44, nos narra un momento dramático que vive Jesús. Él había bajado del monte de los Olivos y acercarse a Jerusalén contempla la ciudad y se puso a llorar, diciendo: "Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos. Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita" Lc 19, 41-44.

Jesús llora porque sabía que le vendrían días fuertes a la ciudad de Jerusalén y no dejarían piedra sobre piedra. 

Él lloraba también por las incomprensiones que le llevarían incluso, hasta la muerte en una cruz. Y es que en Jerusalén habían muchas ordenes religiosas que estaban en su contra y no cesaban un instante en criticarlo y señalarlo como un subversivo.

Hermanos, preguntémonos cuantas veces hemos hecho llorar a Jesús sin percatarnos siquiera que con nuestras actitudes contrarias a su dirección le hacemos sufrir. Si, por estar viviendo entregados al dominio de los placeres del mundo y a la obtención desordenada de los bienes materiales.

Hermanos hoy les invito a que  cerremos nuestros ojos y miremos como la ceguera espiritual nos está conduciendo al abismo.

Dejemos que el Espíritu Santo nos guíe y nos arrebate el egoísmo y las vanidades para abrirnos con  celo apostólico para crecer cada día en el amor, en la generosidad y la disposición de dar siempre la paz y el perdón a los demás. 

Señor, ayúdanos a comprender en esta oración lo que puede conducirnos a la paz y a la auténtica felicidad. Abre nuestra mente y corazón, aumenta nuestra fe, acrecienta nuestra confianza, inflámanos de tu amor y ayúdanos a aprovechar esta oportunidad que nos das para encontrarnos contigo.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:31 a.m. | Permalink |


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