viernes, noviembre 18, 2022

"¡Que dulce al paladar tú promesa, Señor!"...Salmo 119.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 18 de Noviembre del 2022

El  Evangelio de Lucas hoy nos presenta a un Jesús distinto al que estamos acostumbrados a ver en los Evangelios, a un Jesús que predica el perdón y la misericordia y que incluso alguna vez expresó que deberíamos ser mansos como palomas. Hoy se presenta a Jesús, diría yo, un poco temperamental, que grita irritado expulsando a los vendedores del templo que lo habían convertido en una cueva de ladrones, lo cual molestó mucho a las autoridades y sacerdotes de aquel tiempo, a tal punto que buscaban la forma de acabar con Él y de matarlo. Frente a esta reacción de Jesús me surgía esta pregunta: hoy en día, pensando en nuestra Iglesia y en nuestra comunidades…¿Existirían motivos por los cuales Jesús se mostraría de esta manera? Y la respuesta es: Seguramente que sí.

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 19, 45-48, nos muestra a Jesús con un rostro serio y duro cuando entra en el templo de Jerusalén y lo ve convertido en un mercado. Entonces se puso echar a los mercaderes diciéndoles: "Está escrito que mi casa es casa de oración y ustedes la han convertido en una cueva de bandidos" Lc 19, 45-46.

Y es que era costumbre que para la fiesta de la Pascua se le exigía a la gente ofrecer por cada Israelita un sacrificio, así: Los más ricos lo hacían con un buey o una oveja y los más pobres, con una paloma. Y cada uno debería pagar conforme a la moneda del templo y no se permitía utilizar ninguna moneda romana. Por ello es que el templo estaba ocupado por cambistas.

Jesús hace un látigo y los expulsa a todos. Los sumos sacerdotes, los letrados y los jefes del pueblo intentaron matarlo, pero no encontraban como hacerlo porque el pueblo estaba pendiente de sus Palabras.

Hermanos, Jesús quizás reacciona así también frente a nuestra falta de compromiso, ante las divisiones, las peleas, las incomprensiones e intolerancias y la falta de amor. Él desea que tú y yo nos transformemos en anunciadores y denunciadores de las injusticias sociales y religiosas para que reine verdaderamente la paz, la justicia y la solidaridad. 

Jesús nos exige un cambio del rumbo que llevamos en la vida purificando nuestro templo. Él quiere de nosotros una pureza radical.

Señor, así como purificaste el templo de Jerusalén, te suplicamos que vengas hoy a este encuentro en la oración que realizamos para que nos muestres qué tenemos que expulsar de nuestras vidas para quedar purificados, reconciliados, dignos de Ti.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:09 a.m. | Permalink |


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