sábado, agosto 13, 2022

"Oh Dios, crea en mi un corazón puro"... Salmo 51.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 13 de Agosto del 2022
Jesús confirma su disponibilidad para la acogida del Reino no sólo como una cualidad moral, como quien se hace pequeño y se convierte, sino también por una situación existencial, por su inocencia y su disponibilidad, no dañada por la malicia de ulteriores experiencias personales. También Jesús aceptó vivir una experiencia humana de niño y le dio un sentido a este momento de la vida humana. Hay, por consiguiente, en las palabras del Maestro una advertencia sobre la proximidad entre Él y los niños.

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 19, 13-15, describe la actitud de acogida que, con ternura, hacia a los niños Jesús. Él los ponía de ejemplo y prometía el Reino de Dios a quienes fuesen como ellos. Él lo hacía como una crítica hacia el régimen que imperaba ya que los niños y las mujeres no eran tenidas en cuenta para nada.

Hoy nos dice el texto del Evangelio, que: "Estando Jesús en la región de Judea, al lado del Jordán, le fueron presentados unos niños para que le impusiera las manos y orarle, pero los discípulos los reprendían. Pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mi, porque el Reino de los Cielos pertenece a los que son como ellos". Entonces les impuso las manos y se fue." Mt 19, 13-15.

Hermanos, y es que los niños son el reflejo de las  enseñanzas de sus padres y sobre ellas construyen sus vidas y se desarrollan sin creer correr el peligro de su custodia y/o protección. 

Porque si los adultos construyen una excelente relación con Dios, ellos, los niños, reconocen que todo viene de Dios. 

El Papa Francisco nos invita insistentemente a renovarnos desde la espiritualidad de la ternura para así, tener conciencia de las fragilidades y reconocer que tenemos la necesidad de dejarnos amar por Dios. Así nuestro amor ha de volver a ser como el amor de los niños. y ello se logra, cuando  tú y yo dejemos de lado esos enredos y complicaciones que vivimos los adultos y aprendamos a amar con sencillez. 

Dejemos a un lado las máscaras de las grandezas que nos queremos dar y entreguémonos a los demás  con humildad sincera.

Señor Jesús, Tú nos propones vivir la actitud de inocencia, de confianza y de disponibilidad de un niño. Lo deseamos, Señor. Recuérdanoslo cuantas veces sea necesario.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:04 a.m. | Permalink |


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