sábado, junio 25, 2022

"Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador"...Int.1Sm 2.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 25 de Junio del 2022

En el evangelio de hoy, resulta interesante fijarse en algunos elementos como el de estar en camino a la celebración de la Pascua, lo que nos muestra un contexto espiritual en el que el texto se desarrolla, ofreciéndose para nosotros, en la puerta de entrada en el misterio, en el encuentro con el Señor. Otro elemento que vale la pena destacar es el de la búsqueda y la angustia que nace precisamente de la separación, de la ausencia, de la lejanía de Jesús. María incluye a José en sus sentimientos de angustia. Una angustia que quizás se asemeje a la nuestra y a la de muchos hombres y mujeres que buscamos a Dios, que se nos ha perdido o que lo hemos escondido entre tantas definiciones u olvidos.

Hoy se celebra la fiesta del Inmaculado corazón de la Virgen María. Un corazón que arde del amor de Dios, que muestra una pureza total e invita a la humanidad a vivir el sendero del dolor y de la alegría. Esta celebración se inició en la Iglesia en el siglo XVII y entre 1942 y 1944 el Papa Pio XII consagró su veneración instituyendo su fiesta para ser realizada el segundo domingo de Pentecostés. 

Hoy el Evangelio tomado de Lc 2, 41-51, uno de los pasajes vividos en la infancia de Jesús. En ella, podemos apreciar como la figura de María toma fuerza por su preocupación, sus angustias y desesperación al no encontrar en la caravana a su hijo Jesús. 

Pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo encontraron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando". Él les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?".

Jesús era un niño y vivía sujeto a la custodia de sus padres y allí, entre ellos, iba creciendo en sabiduría, en edad, estatura y la gracia de Dios. 

Las costumbres de la familia fue ejemplarizante en piedad y en trabajo.  

Hermanos: Cuantas cosas podemos aprender de este corazón puro de María. Un corazón siempre abierto y dispuesto a lo que sea. Un corazón que nunca puso obstáculos para enfrentar su diario vivir entre dolores y dificultades. Una mujer ejemplar que siempre estuvo dispuesta a buscar por encima de todo la verdadera felicidad a través del compromiso y la entrega incondicional. Su frase célebre en las Bodas de Caná nos hace reflexionar sobre nuestro caminar como seguidores de Jesús: "Hagan todo lo que Él les diga" 

Que María llena de gracia nos cobije y nos brinde su calor de madre en todos los momentos de nuestra vida. 

Señor, queremos ocuparnos de tus cosas, queremos que seas Tú el centro de nuestras vidas y así, cumplir tu voluntad, Se tu, el incentivo de todas nuestras  acciones. ¡Ven Espíritu Santo! Ilumina nuestra mente y  corazón.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:44 a.m. | Permalink |


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