"Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo"...Salmo 42.

Lunes 9 de Mayo del 2022

El contexto de este Evangelio de hoy es una enseñanza-catequesis de tipo conflictivo. Jesús se dirige a los fariseos, acusándoles claramente de no haber entrado por la puerta, de no ser pastores verdaderos, como ya les había criticado el profeta Ezequiel (Ez 34). Aquí se ofrecen las “notas” y cualidades que definen al pastor bueno: entra por la puerta, conoce a sus ovejas, va delante de ellas... Jesús se proclama él mismo como este Buen Pastor.

En el Evangelio de hoy tomado de Jn 10, 1-10, Jesús se le identifica a los Fariseos como el Pastor Verdadero que viene en el nombre de Dios para agrupar a todos los hombres dispersos por el mundo. Y les dice: "Les aseguro que Yo soy la Puerta del Rebaño. Todos los que vinieron (antes de mi) eran ladrones y asaltantes; pero las ovejas no le escucharon. Yo soy la puerta: quien entra por mi se salvará, podrá entrar y salir y encontrar pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destrozar. Yo vine para que tengan vida, y la tengan en abundancia" Jn 10,  7-10.

Jesús se identifica como El Buen Pastor y con la parábola de hoy muestra como es su relación con los demás. Su intensión principal es La unión de todas las personas para hacerles sentir su amor.

Y miren, hoy nos confirma que su amor es universal y abarca en el a todos los hombres que se encuentran dispersos por el mundo y no hacen parte de su redil.

Hermanos hoy este Evangelio nos presenta unas sugerencias muy importantes para vivir una relación verdadera con el Buen Pastor, y  ellas son: 1. Escuchar su voz que está condensada en los Evangelios y no dejarnos confundir por otras que no comunican la Buena Noticia. 

2. Sentirnos llamados por Jesús por nuestros nombres y así, dejarnos atraer por Él y vivir la alegría del llamado. 3.Seguirle con firmeza y fidelidad y ello significa, creer en Él, tener absoluta confianza en Él y vivir inspirados en su estilo de vida. 

Jesús como Buen Pastor quiere lo mejor para nosotros porque nos ama hasta los extremos. Entremos en constante comunicación con El y sintámonos familiarizados con su Voz

Señor Jesús, las Palabras que hoy nos diriges están cargadas de amor. Ayúdanos a serenar nuestros corazones y a esperarte en el silencio acogedor, para que así podamos reconocer tu voz: una voz que nos llamas por el nombre y nos promete la vida para siempre.