domingo, mayo 01, 2022

"Te ensalzaré, Señor, porque me has librado"...Salmo 30.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 1 de Mayo del 2022

Con el desconcierto causado por la muerte del Maestro, parece que los discípulos se han olvidado de aquellas palabras suyas: «Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». Ya no está Jesús y por lo tanto es «de noche». No solo cronológicamente, sino afectivamente e incluso «laboralmente». Cuando falta la luz, cuanto falta su presencia, la actividad es inútil. Especialmente la actividad pastoral. Es frecuente que haya «noche» en nuestras vidas. Pueden ser tantas las causas: una crisis personal, una etapa de desencuentro, de incomprensión o de rechazo, fracasos, desengaños, enfermedades, sufrimientos de cualquier tipo, cuando el trabajo se vuelve rutinario o sin sentido, cuando nos embarga el pesimismo, la depresión, el sentimiento de soledad... Pero, no tengamos miedo, El estará siempre con nosotros.

El Evangelio de hoy tomado de Jn 21, 1-19, nos muestra la extraordinaria vivencia del encuentro con Jesús Resucitado que vivieron un grupo de sus discípulos, cuando en el mar de Tiberiades, realizaban una de sus jornadas de pesca.

Nos dice el texto que: Estaban juntos: Simón Pedro, Tomás, llamado el mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar" y los demás le respondieron: "Nosotros también vamos ". Entonces,  se subieron a la barca; pero aquella noche no pescaron nada. Al amanecer Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no le reconocieron. Él les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo de comer?" y ellos respondieron: "No" y Él les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Tiraron la red y era tanta la abundancia de peces que no podían arrastrarla. El discípulo amado de Jesús dijo a Simón Pedro: "Es el Señor". Al oír Pedro que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Jn 21, 1-7

Recordemos que este mismo Evangelio lo reflexionemos el pasado 22 de abril en los versículos 1-14, y en ese día, mirábamos que el símbolo central de este mensaje era La presencia de Jesús se hace permanente en nuestras vidas, cuando se da eficacia al servicio a la Misión.

No olvidemos que Jesús se hace presente en nuestra vida cotidiana y más, cuando no obtenemos los éxitos esperados. Él nos pide confianza en Él, pero, nos exige una condición: Tener el corazón dispuesto y que reconoce mediante la Fe, que Él esta vivo en medio de nosotros y tiene los brazos abiertos para atender nuestras necesidades

Dejemos a un lado los miedos y las desconfianzas para abrirnos a vivir la presencia del Señor quien arranca nuestras tristezas y desesperanzas.

Te damos gracias, Señor, porque estás aquí, con nosotros aunque tantas veces no te reconozcamos: en nuestro trabajo de cada día, cuando todo es luminoso y feliz... pero especialmente en medio de nuestras noches y cansancios. Te presentas Resucitado, con la sencillez y la fuerza del Espíritu, pidiéndonos cualquier cosa, ¡con lo vacío y necesitado que estamos! Pero es que... no hacemos las cosas a tu modo, no las hacemos contigo...aunque pretendamos hacerlas en tu nombre. Aún nos hace falta mucho para ser como Pedro, que se lanza al agua porque te ha visto... y ya no piensa en nada más.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:32 a.m. | Permalink |


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