viernes, abril 22, 2022

"La piedra desechada es ahora la piedra angular "...Salmo 118.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 22 de Abril del 2022

Nuevamente el Señor se le presenta a los discipulos y no le conocen. Están todos fatigados y malhumorados. Nadie puede sentir paz cuando no tiene a Cristo dentro. En ese momento el Señor les habla: "¿tenéis peces?" Podrían no haberle hecho caso. Pero optan por una elemental educación. Responden: "¡No!" Ahora el desconocido les señala cómo obtenerlas: "Echad..." Pudieron no haberle hecho caso. ¿Quién era ése para decirles lo que ellos bien sabían hacer? Y, ¡cuál fue su sorpresa! Juan lo reconoce: "¡Es el Señor!" 

El Evangelio de hoy tomado de Jn 21, 1-14 nos relata el tercer encuentro de Jesús Resucitado con algunos de sus discípulos junto al lago de Tiberíades.

Estaban juntos: Simón Pedro, Tomás, llamado el mellizo, Natanael de Caná de Galilea, los Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar" y los demás le respondieron: "Nosotros también vamos ". Entonces,  se subieron a la barca; pero aquella noche no pescaron nada. Al amanecer Jesús estaba en la playa; pero los discípulos no le reconocieron. Él les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo de comer?" y ellos respondieron: "No" y Él les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Tiraron la red y era tanta la abundancia de peces que no podían arrastrarla. Jn 21, 1-6

El símbolo central del mensaje de hoy es la pesca en medio del mar, lo que para todos nosotros significa: la presencia de Jesús es lo que da la eficacia al trabajo de la Misión que nos ha sido legada.

No podemos olvidar que la base principal de nuestro servicio en el trabajo evangelizador es el Testimonio del Resucitado  en nuestras vidas, porque quien nos ve y nos escucha podrá leer en nuestros actos lo que de nuestros labios sale como Palabra de Dios. 

Cuando en nuestras vidas no está viva la presencia del Señor Jesús, Él estará ausente  y la oscuridad se hace presente. Desaparece el aliento que impulsa y la fuerza de su Espíritu Santo desaparece.

Hermanos, Jesús espera en nosotros, Él desea de nosotros el nuevo amanecer cuando se hace presente a la orilla de nuestras vidas para comunicarnos sus Palabras. 

Señor, tenemos una enorme necesidad de encontrarnos con tu amor redentor. Aumenta nuestra fe para saber reconocerte en la Eucaristía, en la oración, en las demás personas y en los incidentes de nuestro día a día. 

 
posted by Laureano García Muentes at 5:21 a.m. | Permalink |


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