"Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor"...Salmo 138.

Jueves 10 de Marzo del 2022

Jesús enseña la necesidad de la oración de petición, declarando la certeza de ser escuchada. En la oración no es preciso ser palabrero, porque el Padre “conoce”, pero es necesario asumir la actitud interior del mendigo, es decir, saber ubicarse en la verdad de la propia condición humana. El Padre escucha siempre las súplicas de sus hijos y da lo que realmente es mejor al que lo invoca.

El Evangelio de hoy tomado de Mt 7,  7-12, Jesús nos dice: "Pidan y se les dará, busquen y encontrarán,  llamen y se les abrirá, porque quien pide recibe, quien busca encuentra,  a quien llama se le abrirá".

Jesús nos muestra dos aspectos muy importantes para tener muy en cuenta al hacer nuestras oraciones; ellas se constituyen en una regla de oro a seguir.

Primero: Jesús sale a nuestro encuentro y nos dice "Mira, estoy a tu puerta y te llamo; si escuchas mi voz, entraré en tu casa y cenaré contigo " Apo 3,20. Y con esto quiere decirnos que cuando oremos es necesario que tomemos conciencia  de la presencia de Dios.

Segundo: Él quiere que cuando realicemos una oración de petición, siempre tengamos encuentra que se hace necesario que vaya de acuerdo a nuestras auténticas necesidades y no buscando obtener beneficios personales y egoístas, Él sabe de verdad lo que necesitamos y nos concede lo que es bueno para nosotros.

Hermanos, hoy Jesús nos exhorta a que  seamos constantes en la oración; y nos muestra las formas como debemos orar,  buscar, pedir y llamar hasta obtener lo que pedimos.

Hagamos pues el esfuerzo de poner en práctica el amor incondicional que Dios nos regala entre todas las personas con quienes nos relacionamos y  vivamos a plenitud este tiempo de la Cuaresma que nos abrirá las puertas de una buena conversión. 

Jesús, ayúdanos a comprender el amor de Dios y a responder a su confianza