"El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres"...Salmo 125.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Domingo 5 de Diciembre del 2021
Juan Bautista era una voz que gritaba en el desierto. No en el sentido en que solemos decirlo: ¡una voz a quien nadie escucha! Sino en el sentido de anunciar que el desierto se iba a convertir en la gran posibilidad, en la gran oportunidad, en el camino hacia lo imprevisible, lo imposible.
El Evangelio de hoy tomado de Lc 3, 1-6, nos propone para este tiempo del Adviento a entrar en un desierto para que en él, podamos escucharnos nosotros mismos, a todos los que nos rodean y de manera especial, a Dios.
Dice el texto del Evangelio de hoy, que: "En el sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano. Y toda carne verá la salvación de Dios". Lc 3, 2-6.
Nuestra pregunta será: ¿Por qué entrar en el desierto? ¿Qué sentido tiene esto, si un desierto es un lugar inhóspito y alejado de todo?
Bueno, salgamos de toda duda. El desierto es el lugar que está cargado de todo. Y dirán, ¿Cómo así? Si, en este, a través de los tiempos, según la Biblia, han ocurrido las grandes manifestaciones o revelaciones de Dios.
Ahora, como cristianos seguidores de Jesús, necesitamos tener un contacto mucho más vivo con Dios para sintonizarnos con Él y dejarnos guiar por su Espíritu para llegar a hacer su voluntad.
Y miren, los Evangelios nos enseñan la manera del como debemos asumir un estilo de vida al estilo de Jesús, a vivir la fe y a ser testigos de un estilo de vida diferente a la que vive el mundo.
Entonces, hagamos visible nuestros propósitos y en un lugar solitario de nuestras casas tomemos un momento de desierto desprendiéndonos de la televisión, el celular, la radio, el periódico y preparémonos para vivir la única y sublime experiencia del tener un encuentro con Jesucristo vivo y Resucitado que nos invita a iniciar un nuevo camino, claro y seguro.
Yo por experiencia, te digo: Vale la pena.
Alcemos la cabeza. Algo precioso nos viene. La luz de un nuevo amanecer se nos acerca. Necesitamos agilidad, arte para acoger la Novedad que nos llega: Llega el Salvador. El Hijo del Altísimo.