miércoles, diciembre 15, 2021

"Cielos, destilad desde lo alto al justo, las nubes lo derramen"...Salmo 84.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 15 de Diciembre del 2021

Jesús no pretendió "reformar" la religión existente. Porque se dio cuenta de que eso no lleva a ninguna parte. Habría sido lo mismo, pero puesto en práctica de otra manera. Jesús vio que la solución estaba en "modificar" la religión. Es decir, se trataba de darle otro sentido a la búsqueda de Dios. Esa búsqueda había que sacarla del templo. Y, por tanto, no dejarla en manos de los sacerdotes y funcionarios del culto. El encuentro con el Padre del cielo se realiza en el encuentro con el sufrimiento humano. 

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 7, 19-23 Jesús con un actuar da muestra que es el verdadero Mesías como lo profetizó Isaías y no como lo presenta Juan Bautista. 

Y es que Juan Bautista como muchos de los religiosos judíos tenía la idea que el Mesías esperado llegaría de la forma como el pueblo anhelaba: un guerrero que invitaría a vivir la conversión cambiando normas y las  leyes establecidas. 

En el texto del Evangelio, Juan Bautista estando preso en la cárcel oye que Jesús estaba presentando a un Dios diferente al que él anunciaba, pues lo proclamaba cercano y  compasivo por los más necesitados e invitaba a conocer el Reino de Dios.

Ante esta situación toma la decisión de enviar a dos de sus discípulos a preguntarle: "¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?". Los hombres se presentaron ante él y le dijeron: "Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”. En aquella hora Jesús curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus, y a muchos ciegos les otorgó la vista. Y respondiendo, les dijo: "Id y anunciad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y ¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!" Lc 7, 19-23. 

De esa manera Jesús les responde con hechos y obras para demostrarles de dónde procedía su identidad. 

Nos equivocamos cuando creemos que Jesús como Mesías vino a juzgar y a ajustar cuentas, separando a los buenos y a los malos; a estos últimos, castigarlos con dureza. No, Jesús nos vino a entregar la verdadera cara de un Dios bueno que siente amor y tiene  misericordia por todos por igual. 

Preguntémonos: ¿Cómo estoy viendo y sintiendo a Dios? 

“Señor, que no nos domine el ensimismamiento que me aleja del don de tu proyecto de vida, sino que, plenamente abiertos a Ti, podamos gustar y disfrutar de tu nueva vida”.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:42 a.m. | Permalink |


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