martes, noviembre 02, 2021

"Señor, levanto mi alma"...Salmo 24.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 2 de Noviembre del 2021

La memoria de los muertos, el cuidado de las tumbas y los sufragios son evidencia de confiada esperanza, enraizada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre el destino del ser humano, ya que el hombre está destinado a una vida sin límites, que tiene sus raíces y su realización en Dios.

Con esta fe en el destino último del hombre, nos dirigimos ahora a la Virgen María, que sufrió bajo la Cruz el drama de la muerte de Cristo y ha participado en la alegría de su resurrección.  

Hoy celebra la Iglesia la conmemoración de todos los fieles difuntos; y esta fiesta tiene como sentido el hacer oración por todos ellos y en especial por nuestros familiares cercanos que han sido parte de nuestra historia y nos enseñaron con su vida lo que hoy somos. ¡La paz del Señor está con ellos!. 

El Evangelio de hoy tomado de Mc 15, 33-39. 16, 1-6, nos presenta la Muerte y la Resurrección de Jesús. Él, quien quiso asumir nuestra condición humana, nos  asegura que el destino eterno y definitivo se alcanza en la Resurrección.

Así lo narra el texto de hoy: "Llegado el mediodía, la oscuridad cubrió todo el país hasta las tres de la tarde, y a esa hora Jesús gritó con voz potente: «Eloí, Eloí, lammá sabactani», que quiere decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Al oírlo, algunos de los que estaban allí dijeron: «Está llamando a Elías». Uno de ellos corrió a mojar una esponja en vinagre, la puso en la punta de una caña y le ofreció de beber, diciendo: «Veamos si viene Elías a bajarlo.» Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró. En seguida la cortina que cerraba el santuario del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al mismo tiempo el capitán romano que estaba frente a Jesús, al ver cómo había expirado, dijo: «Verdaderamente este hombre era hijo de Dios»" Mc 15, 33-39.

Este Evangelio de hoy nos ayuda a fortalecer nuestra Fe y Confianza en Dios, pues nos está recordando que Jesús también como ser humano murió, pero que luego, al tercer día resucitó.

Jesús murió y eso es verdad  pero lo más importante fue su Resurrección, tal cual como lo había prometido; y con ella, nos salva de la muerte y del pecado. Es por ello, que la cruz es y ha de ser para todos los cristianos  un signo de Victoria. 

Cuando ocurre la muerte en nuestro entorno, no es fácil evitar la tristeza pero podemos percibir que Dios en medio de estas situaciones difíciles nos llena de fuerzas para continuar y afirmar lo que creemos y esperamos apoyados por Él y su Palabra. 

Tengamos la certeza que Dios es más fuerte que la muerte y  ello ha de ser nuestra alegría. 

Dios de infinita misericordia, confiamos a tu inmensa bondad a cuantos han dejado este mundo para la eternidad, donde tú esperas a toda la humanidad, redimida por la sangre preciosa de Jesucristo, muerto en rescate por nuestros pecados.

 No mires, Señor, tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas con las que nos presentaremos ante el tribunal para ser juzgados para la felicidad o la condena. Míranos con la mirada piadosa que nace de la ternura de tu corazón, y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación.

Oración del papa Francisco por los difuntos1 noviembre, 2020 

 
posted by Laureano García Muentes at 5:30 a.m. | Permalink |


0 Comments:


<body>