sábado, noviembre 13, 2021

"Recuerden las maravillas que hizo el Señor "...Salmo 104.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 13 de Noviembre del 2021

Dios siempre escucha nuestra oración. Él quiere nuestro bien y nuestra salvación más que nosotros mismos. De ahí que nuestra oración es una respuesta, no es la primera palabra; nuestra oración se encuentra con la voluntad de Dios, que deseaba lo mejor para nosotros. Desde esta convicción, tiene sentido el “orar siempre” para encontrarse con ese querer de Dios que quiere nuestro bien, y así vivir la comunión plena.

El Evangelio de hoy tomado de Lc 18, 1-8 es un llamado a hacer oración sin desfallecer confiando plenamente que Dios escucha las súplicas que le hacemos. 

Jesús para una mayor comprensión de la importancia de la oración, le cuenta a sus discípulos la parábola del juez indolente, al que un día una mujer viuda acudió a él para que hiciera justicia contra su rival. Este, por un tiempo se negó, pero un día se dijo: "Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, sin embargo, por la insistencia de esta viuda, voy a hacerle justicia para que no me siga molestando". Jesús, les dijo a ellos: "Fíjense en lo que dice el Rey injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos si claman a Él día y noche?, ¿Los hará esperar? Les digo que inmediatamente les hará justicia. Solo que, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿Encontrará esa fe en la tierra?".

La imagen de la viuda en este Evangelio, representa a esas personas que viven desamparadas y están viviendo la soledad y el abandono de sus familias, amigos y los entes gubernamentales. 

No tienen a nadie que los defiendan y aquellos que manejan el prestigio y el poder abusan de ellos.

Una vez más Jesús nos recalca esta frase: "Pidan y les darán, busquen y encontrarán, llamen y les abrirán" Mt 7,7. Él, con ello, nos quiere inculcar la perseverancia en la oración, no como un grito aislado en nuestros momentos difíciles, sino el orar sin cansarnos nunca, siendo conscientes de que toda nuestra vida puede y debe convertirse en oración. 

La oración nos lleva a salir de nosotros mismos y abandonarnos en Dios. 

¿Será que al venir el Hijo del Hombre encontrará Fe sobre la tierra? Tú y yo estamos invitados a ser multiplicadores de esta acción entre nuestros hermanos, requerimos ponernos en salida y sumarnos a los clamores de muchos que se sienten abandonados.

“Danos oídos, Señor Jesús, para oír el clamor de nuestros hermanos y hermanas oprimidos (as) como también, empobrecidos que claman por la justicia y el pan. Haz que su grito nos duela en el alma”. 

 
posted by Laureano García Muentes at 4:36 a.m. | Permalink |


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