lunes, noviembre 15, 2021

"¡Cuanto amo tu voluntad, Señor!"...Salmo 118.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Lunes 15 de Noviembre del 2021

Jesús, cercano a los más marginados y, especialmente, atento a la súplica desesperada de aquel pobre hombre. “Se detuvo y mandó que se lo trajeran”: en medio del ruido y del barullo, ha escuchado la voz suplicante. Pero también se hace notar las actitudes del ciego: su plegaria insistente, su fe en Jesús y su opción de seguirle por el camino. 

El Evangelio de hoy tomado de Lc 18, 35-43, nos narra el milagro del hombre ciego que se encontraba sentado a la orilla del camino por donde pasaba Jesús, quien caminaba y se acercaba a Jericó. Él, al escuchar el murmullo de la gente, preguntó que era aquello y le dijeron: " Es Jesús de Nazaret" y el gritó: " ¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mi!" y los que iban adelante, le dependían para que se callara. Pero, él gritaba más fuerte. Jesús se detuvo y pidió que se lo trajeran, y estaba cerca, le preguntó: "¿Qué quieres que haga por ti?" y él le respondió: " Qué recobre la vista" y Jesús le sanó. Entonces, glorificaba y el pueblo alababa a Dios. El ciego se llamaba Bartimeo. Lc 18, 35-43.

El ciego se levantó y dejó a un lado el manto para acercarse a Jesús. Que gran ejemplo. Sintió el llamado a la vida, reconoció sus fuerzas y fue capaz de ir al encuentro con su Salvador. 

San Marcos en su Evangelio (Cap. 10, 46-52) también nos narra este milagro. Y podemos en estos apreciar que ese grito implacable del ciego, representa a mucha gente desesperada por los problemas y enfermedades.

Ellos piden que les miremos y tengamos compasión por ellos, que tengamos misericordia y seamos capaces de llevarles voces de aliento y  de esperanza ante tantas situaciones que hoy les deprimen; que tengamos misericordia y seamos capaces de llevarles voces de aliento y  de esperanza ante tantas situaciones que hoy les deprimen. 

Miren cómo este ciego llamado Bartimeo deja todo, se convierte y sigue a Jesús. Y lo sigue convencido del compromiso  práctico de ir por el mismo camino que llevaba Jesús hacia Jerusalén donde encontraría su crucifixión y su resurrección. Aprendería a beber el cáliz y a cargar la cruz.

Preguntémonos: ¿Cómo veo y siento hoy ese grito desesperado de los hombres y de las familias necesitadas?, ¿Cómo está mi Fe?

Seguir a Jesús con constancia no es durar con Él simplemente sino permanecer agarrado a su amor dejándose amar por Él. 

“Señor Jesús, danos la capacidad para ver más allá de las apariencias, para descubrir en ti la presencia del Dios de la vida y para seguirte con gozo y alegría”.

 
posted by Laureano García Muentes at 7:44 a.m. | Permalink |


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