"Quiero Misericordia, y no sacrificios "..."Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado"...Salmo 50.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Sábado 13 de Marzo 2021
JESUS NOS PIDE QUE DEJEMOS A UN LADO EL ORGULLO, EL ODIO, LA SOBERBIA Y LAS VANIDADES Y ACTUEMOS CON SENCILLEZ Y HUMILDAD, SIENDO IMAGENES SEMEJANTES A DIOS PADRE.
En el Evangelio de hoy tomado de Lc 18, 9-14, Jesús nos cita una parábola muy sencilla para darnos a entender que es necesario dejar a un lado todo lo que nos distancia de Dios.
Que para tener una verdadera cercanía con Él, es necesario que tengamos un corazón humilde y sincero, para así, vivir la bondad de su Amor y su Misericordia; y así, poder pedirle el perdón por todas las faltas que hemos cometido.
Como lo vemos, esa parábola nos habla de un Fariseo y de un Publicano; el primero, un hombre arrogante que piensa que la salvación la puede lograr él solo mediante su propio esfuerzo; y el segundo, un publicano que se reconoce pecador y pide la conversión entregando su vida en las manos de Dios.
El considera al Dios de Jesús como su último asidero, y exclama: "Señor ten Misericordia de mi que soy un pecador" Mt 18,13.
Miremos algo muy importante: La docilidad, la sencillez y la humildad son esenciales para abrirle el corazón a Dios.
¿A quien no le gusta que le estimen, que le aprecien? Por lo general buscamos llamar la atención de quienes nos rodean.
Hoy este Evangelio nos invita a que como el Publicano le llamemos la atención a Jesús, que nos reconozcamos pecadores y le digamos que tenga compasión y misericordia de nosotros y que, con esa sinceridad de corazón, nos manifieste su amor.
Jesús nos pide además que dejemos a un lado el orgullo, el odio, la soberbia y los egoísmos y nos esforcemos en hacer oraciones con humildad y sencillez, reconociendo que hemos estado faltándole a Dios con actitudes que nos sumergen en las vanidades del mundo.
Hoy les invito a que le pidamos al Espíritu Santo que nos ayude buscar el acercamiento a nuestro Padre Dios, a ser más orantes y a que vivamos la fidelidad del Evangelio para ser capaces de entregarle a Él, todo nuestro corazón.
NUESTRO LLAMADO A SER SEGUIDORES DEL SALVADOR HA DE COMPROMETERNOS A SER INSTRUMENTOS DE SUS BONDADES Y MISERICORDIA, ESPECIALMENTE CON AQUELLOS QUE NECESITAN DE NOSOTROS: LOS POBRES Y APARTADOS DE LA SOCIEDAD.