"Dios libra a los justos de sus angustias "..."Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias"...Salmo 33.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Martes 23 de Febrero del 2021
JESUS NOS ENSEÑO A ORAR DE MANERA SENCILLA Y CON PALABRAS QUE SALIERAN DE NUESTROS CORAZONES. PENSANDO EN DIOS.
En el Evangelio de hoy tomado de Mt 6, 7-17, Jesús nos enseña como tener un auténtico acercamiento con el Padre Dios; acercamiento que se puede lograr a partir de una relación filial y de absoluta confianza con Él, ya que como un buen Padre conoce palmo a palmo nuestras necesidades.
Jesús había experimentado como era la forma de oración que los Fariseos practicaban y que ellos le incitaban al pueblo para su práctica.
A ellos, denominados los paganos, les gustaba orar, pero lo hacían hablando mucho; porque ellos estaban convencidos que con la multiplicación de las palabras podían alcanzar de parte de los dioses grandes provechosos y beneficios. Creían que de esta forma cansaban al soberano quien era grande y omnipotente.
Y Él, les criticó abiertamente y enseñó como nos lo muestra el Evangelio de hoy, mostrándoles el camino adecuado y correcto, para poder alcanzar la verdadera comunión con el Padre Dios mediante una comunicación íntima que reflejará la voluntad de un acercamiento íntimo con Él sin hacer alarde a intereses propios y personales.
Esto nos quiere decir que nuestra oración al Señor ha de ser sencilla y hecha con el corazón pero pensando en Dios y no en nuestros intereses.
Miren: Todos tenemos a un Dios Único y Verdadero, que es Misericordioso y Justo; por ello, nuestro vivir y actuar ha de ser coherente con Él y con todos los que nos rodean.
"Maestro enséñanos a Orar" le dijeron los discípulos a Jesús, y Él les mostró la fórmula precisa para hablar con Él sin palabras elocuentes y excesivas: EL PADRE NUESTRO.
Vivamos pues un tiempo de piedad, oración y conversión que nos ofrece esta Cuaresma; y cuando se nos dé la oportunidad durante nuestras jornadas diarias, recémosle a Dios desde nuestro corazón como niños que se refugian en sus brazos para pedirle su amparo, su misericordia, el perdón. Hágamelo con fe y confianza de que seremos escuchados.
ANUNCIEMOS EN TODOS LOS LUGARES AL SALVADOR DEL MUNDO Y MOSTREMOSLE A TODOS QUE LE LLEVAMOS EN EL CENTRO DE NUESTRAS VIDAS.