domingo, noviembre 22, 2020

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 22 de Noviembre del 2020

JESUS NOS INVITA A SER CARITATIVOS Y MISERICORDIOSOS REFLEJANDO A TODOS EL AMOR DE DIOS.

"El Señor es mi Pastor, nada me falta"..."En verdes praderas me hace recostar. Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre"...Salmo 22

El Evangelio de hoy tomado de Mt 25, 31-46, nos habla sobre la manera como será el juicio final a donde todos debemos que comparecer ante el Señor.

Ayer el Evangelio de Lc 20, 27-40, nos lo decía, que todos sin excepción, somos hijos de Dios por ello, todos debemos creer que Dios es un Dios de vivos; y que nuestros afanes por lograr la meta final, debe estar centrada en la permanente búsqueda de la felicidad, pero con nuestros ojos puestos en la eternidad. 

Un escritor llamado Unamuno, nos hace ver en su obra, que el problema vital que el hombre se plantea no es simplemente el saber por el saber, sino que ha de fijar su vida en el más allá, es decir, su deseo de vivir para siempre.

Hoy en el Evangelio, Jesús nos enseña cual ha de ser lo esencial en la  vida: La Caridad, porque a través de ella, reflejamos a los que la necesitan el Verdadero Amor a Dios.

Hoy Él nos lo recuerda muy claramente cuando nos lo dice: "Les aseguro que lo que hayan hecho a uno solo de estos, mis hermanos menores, me lo hicieron a mi" Mt 25, 40.

¿Si no amamos a nuestros hermanos más necesitados, los pobres, como puedo decir, que amo a Dios?

Recordemos que Jesús siempre manifestó a todos los pueblos su relación amorosa con Dios y lo manifestó a través de ese amor incondicional que demostraba a ese rebaño dispersado y maltratado que los pastores embelesados el poder y la corrupción, habían descuidado.

Hoy Jesús nos habla a ti y a mi; y nos pide que seamos promotores del Amor, de la Caridad y de la Misericordia. Que no tenemos que estar invitándonos virtudes y cualidades donde no las hay, ni se sienten en el corazón

Hermanos tengamos muy presente: Dios siempre nos acompaña y conoce lo profundo de nuestros corazones; y ello, será lo definitivo para el momento final.

LA PALABRA DE DIOS ES COMO UNA ESPADA DE DOBLE FILO. ELLA TRANSFORMA LA VIDA Y NOS LLENA DE VALOR PARA CONTINUAR LA VIDA CARGADOS DE ESPERANZAS.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:40 a.m. | Permalink |


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