Iniciamos
el nuevo año 2016 con la fuerza, gracias y dones que nos regala el Espíritu
Santo, y le damos gratitudes a Dios por habernos permitido continuar con este hermoso
trabajo, que con mucha humildad, hacemos llegar a ustedes como el instrumento que
guía y ayuda a animarles cada
vez más en este caminar que juntos hemos emprendido para conocer y amar al Salvador.
Le
doy gracias una vez más a Dios nuestro Padre del cielo y de la tierra, porque
nos ha revelado su amor y su misericordia a fin de motivar y acompañar a las
gentes sencillas en el conocimiento único de la verdad.
Miren
mis hermanos, Jesús no buscaba crear divisiones entre pequeños y grandes, sino
entre humildes y soberbios. En la persona, mensaje y obra de Él, se manifestó Dios
a los hombres; pero solo los sencillos de corazón lo entendieron.
Jesús
permanentemente en su vida bendice al Padre porque los sencillos entran en comunión
con El; quienes guiados por su Espíritu Santo les abre el corazón y la
inteligencia a la revelación de su misterio y a la buena nueva del Reino.
El
pueblo corriente acepto el Evangelio mejor que sus guías religiosos. Estos
confiaban en su ciencia de la Ley para conocer la Voluntad de Dios y sus caminos;
por eso no dieron con ellos. Al rechazar a Cristo, como revelador del Padre,
quedaron con la mente vacía y el corazón endurecido.
De
por sí y automáticamente, no cree más el que es más sabio, el que conoce la teología
y Biblia, o el que pertenece a una élite religiosa; ni tampoco está
incapacitado para crecer y entender el inculto e ignorante, o el que está en el
último lugar de una escala social.
Así
se explica el por qué hay gente sencilla, de cortos alcances intelectuales,
pero de una gran fe, que comprende vivencialmente a Dios e intuye su voluntad más
certeramente que algunos investigadores de lo divino.
La
fe se explica como una clase de sabiduría y su objeto no está al alcance de lo
visible y demostrable, sino en el plano de la experiencia vivencial, de la comunión
y de opción personal. Pero no por esto carece de base objetiva pues se funda en
la Palabra y en los hechos reales de la intervención de Dios, sobre todo en
Jesucristo.
Preparemos
pues nuestros corazones para escuchar y entender cada día la Palabra de Dios
que nos da vida y el conocimiento de nuestro Padre Dios y de sus Enviado
Jesucristo, el Salvador. Ellos, nos ayudan a amar cada vez más al que está próximo
a nosotros.
Les
deseo en Feliz y Venturoso año 2.016 en Cristo Jesús.