miércoles, agosto 26, 2015
DIOS NOS SIGUE HABLANDO HOY Y SIEMPRE

Dios nos sigue hablando hoy como hablaba en otros tiempos a nuestros antecesores, cuando no había a su alcance, ni directores espirituales, ni los medios de comunicación como los que en la actualidad existen en el mundo.

El cumplimiento de las órdenes de Dios constituía toda su espiritualidad y esta no se reducía a un arte que necesitase explicarse de un modo sublime y detallado, y en los que hubiese tantos preceptos, instrucciones y máximas, como exigen hoy en nuestras actuales necesidades. Lo que había para esas épocas era más rectitud, sencillez y respeto.

Solo se sabía que cada instante traía consigo un deber y que era preciso cumplir con fidelidad y esto era suficiente para los hombres espirituales de entonces. Sus espíritus, movidos sin cesar por el impulso divino, se volvían fácilmente hacia el nuevo argumento que Dios les presentaba en cada hora del día.

Dios hoy como ayer y en todos los días que han de llegar nos sigue hablando de diversos modos; por su Palabra, por la comunidad de hermanos y sobretodo, entre los más pobres y necesitados. También nos habla entre los acontecimientos diarios ya sean positivos y negativos de nuestros tiempos, en las aspiraciones que tiene la humanidad, en los éxitos y en los fracasos, en la inocencia de los niños, en la ilusión y el inconformismo de los jóvenes, en fin, en cada uno de los acontecimientos diarios que existen.

Si, cuando analizamos la Parábola del Sembrador (Mt.13,18-23) podemos ver que en ella se pone en primer plano la importancia de la semilla de parte de Dios y la disposición de parte del hombre para recibirla y darle respuesta.

Esta Parábola busca animarnos y a empujarnos a dar esa respuesta, a estar atento de frente al peligro de hacer improductiva esa semilla que Dios ha sembrado en nuestros corazones.

Estoy seguro que nos resultaría difícil la tarea de catalogarnos, de una vez por todas, en uno solo de los terrenos descritos allí, por Jesús; sería más correcto real, a veces reconocerse en uno y a veces en otro, de ellos. Claro, que ello depende de los dones y carismas que hayamos recibido, de los estados de ánimo en los que nos encontramos, de las situaciones variadas en las que estamos viviendo, etc. Esto, no obstante, no quita de nuestra parte que nos debemos empeñar al máximo para evitar la superficialidad y lo rutinario. Por ello, debemos estar atentos en no pretender servir a dos señores.

Esta Parábola, nos invita además, a comprometernos plenamente a ser semillas para todos los campos confiando siempre en la gracia de Dios, a no desfallecer frente a nuestros fracasos, a no caer en la soberbia, a mirar nuestras cualidades y defectos, y a pensar en esa oportunidad que Dios nos está indicando para escoger y seguir por el camino por donde tenemos que trabajar.

Hoy una vez más quiero pedirles que le oremos al Señor para que nos llene de la fuerza de su Espíritu Santo para librarnos de esa superficialidad e inconstancia que nos arrastra hacia las seguridades que ofrece el mundo y que en nuestros corazones fructifique solo su Palabra que llena de vida.


SEÑOR, HAS DE NOSOTROS EL CAMPO DONDE SIEMBRES TU PALABRA, PARA QUE DEMOS  EL CIENTO POR UNO A  BASE DE CONSTANCIA, SERVICIALIDAD, DESPRENDIMIENTO Y CONVERSIÓN.


 
posted by Laureano García Muentes at 4:35 a.m. | Permalink |


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