domingo, junio 14, 2015
SER PACIENTES ANTE LA ESPERA DE DIOS

Como seres humanos muchas veces somos impacientes y ante muchas circunstancia, nos angustiamos, nos decepcionamos, nos enojamos y deprimimos, porque nuestros planes, pensamientos y aspiraciones,  parecen diluirse en el tiempo que a ellos, les requerimos; y cuando se presentan, son adversos a las soluciones o metas que tenemos en nuestras mentes. 

Hoy Preguntaría: ¿Cuántas veces no hemos perdido oportunidades o hemos cometido errores por no haber sabido esperar el momento exacto para actuar o tomar decisiones?

En nuestra vida muchas veces suceden situaciones similares; nos encontramos desesperados o preocupados y en medio de estos hechos, clamamos a Dios con insistencia por su ayuda y… esperamos que su respuesta sea inmediata.

Pero, allí esta nuestro problema, no comprendemos que el Señor tiene el tiempo perfecto para enviarnos esa o esas respuestas y espera que sus propósitos sean cumplidos por nosotros, en nuestra vida.

Recordemos: ¡Que Él nunca llega tarde! Dios tiene maravillosas promesas y bendiciones para nosotros sus hijos y su Espíritu Santo nos guía y nos ayuda a través de la Palabra y la oración para que aprendamos a conocer su voluntad.

Es por ello, que tenemos que aprender a pedir de acuerdo a ella y a saber esperar el tiempo perfecto del Señor para su cumplimiento.  Y es allí precisamente, durante esta espera, que nuestro carácter va siendo transformado, nuestra voluntad fortalecida y nuestro amor incrementado.

San Pablo en la Carta a los Romanos 5:3-5 nos exhorta con estas palabras: “Más aún, nos gloriamos hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza. Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado”.

Entonces, esperar en Dios no significa tener una actitud pasiva o conformista sino todo lo contrario, la espera debe estar siempre impregnada de positivismo, fe, comunión con Dios, creyendo en su Palabra y sobretodo revelando con nuestros hechos y acciones a quienes comparten su vida con nosotros, la voluntad de nuestro Padre Dios para nuestras vidas.

No debemos desesperarnos, ni ofuscarnos ante nuestras suplicas a Dios. Hemos de ser pacientemente, tener fe, confianza y esperanza en El.

Se nos pide la confianza. Por nuestra parte, ser tierra profunda que guarde la semilla de la Palabra. Por parte del Espíritu, que fecunde nuestra esperanza, y nos permita el aliento de los frutos. San Pablo en su 2 carta a los Corintios 5,6 así nos lo pide: “Siempre tenemos confianza, aunque sabemos que, mientras sea el cuerpo nuestro domicilio, estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe”


Pidamos entonces al Señor que nos enseñe a esperar confiadamente en El, que podamos ser pacientes y sabios para esperar y conocer el tiempo perfecto del cumplimiento de sus promesas, y que nuestra fe aumente y podamos ser  agradables a Él.
 
posted by Laureano García Muentes at 6:52 a.m. | Permalink |


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