¡Tal vez sí!
Es
posible que hayamos estado insertados en un trabajo de evangelización por un
tiempo largo y a pesar de ello, aún no hemos obtenido los resultados esperados.
Cuando hacemos un discernimiento integro de nuestra labor pastoral, nos cuestionamos:
¿Sera que nuestros esfuerzos no han tenido sentido y no han producido los resultados
que esperamos? ¿En que estaremos fallando? ¿Será que se ha hecho el progreso
demasiado lento o demasiado letárgico? ¿Nos han atrapados las incapacidades y
hemos trabajado en algo que no corresponde a aquello para lo que creemos que
hemos sido llamados? Y notamos algo muy interesante: Es que debemos avivar nuestra
fe y nutrir nuestra constancia.
Algo
muy importante podemos apreciar en los Evangelios: Pedro y Juan, discípulos de
Jesús, experimentaron obstáculos en el itinerario de predicación. Y las
autoridades de esa época los apedrearon, los persiguieron y hasta fueron
puestos en prisión. Y lo peor de todo fue que ellos les ordenaron que nunca más
mencionaran a la persona de Jesús públicamente.
Me
cuestiona entonces esta situación. Si hoy fuésemos tú y/o yo: ¿Nos hubiese
detenido esto?
Miren,
Pedro y Juan sabían que cuando hay
que hacer la voluntad de Dios, no existe obstáculos que le aventaje.
Recordemos
aquella tarde cuando Jesús se les acerco a la orilla del lago y al encontrarles
frustrados por lo mal de la pesca de toda una noche, Él les pide que vayan otra
vez, que tomen sus barcas y vuelvan a tirar sus redes. Y al hacerlo, atraparon
una gran abundancia de peces. ¡Ellos obedecieron a su voluntad!
Y
es que somos presa fácil de la ligereza y por la falta de paciencia y ante
situaciones difíciles y por la falta de perseverancia, nos damos por vencidos
con demasiada facilidad desesperándonos al ver que las cosas no marchan de la
manera que creemos que deban marchar a pesar de nuestros constantes esfuerzos. Y
lo peor de todo es que nos precipitamos a perder la gran oportunidad que nos
regala Jesús de ser sus discípulos escogidos y portadores de la buena nueva al
mundo.
Les exhorto pues a PERSEVERAR, a estar listo
para avanzar y hacer lo que sea que nos haga llegar más allá de lo que suena
lógico y cómodo.
Sigamos adelante y supongamos
que es Jesús quien nos está hablando. Movámonos hacia nuestros ideales y
objetivos sin temor y confiemos en que si estamos cometiendo un error, Dios
llamará la atención y re-direccionará otra vez nuestro rumbo.
CON LA RESURRECCIÓN DE JESÚS, QUEDO VENCIDA LA MUERTE. EL NOS ENSEÑA A MIRAR DE FRENTE NUESTRAS
DEBILIDADES.