La celebración litúrgica ha comenzado con la procesión de las palmas y
los ramos, recordando la entrada solemne de Jesús en Jerusalén. “¡Hosanna al
Hijo de David, bendito el que viene en el nombre del Señor!... ¡Hosanna en el
cielo! ”.
La Iglesia nos invita a acoger a Cristo con este grito jubiloso. Es el
grito de nuestra fe.
Abramos de par en par las puertas de nuestro corazón a
Cristo. No tengamos miedo.
Acoger a Cristo supone buscar personalmente el perdón del pecado
en el sacramento de la Penitencia, recuperar la vida de la gracia, cumplir los
Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, en una palabra, ser buenos y
practicar el bien, teniendo como centro la Eucaristía –Sacrificio, Banquete,
Comunión- que contiene todo el amor de Cristo Redentor.
La Liturgia de la Palabra nos invita a fijar la mente y el corazón
en Cristo Redentor. Es el Hijo de Dios, Dios como el Padre, que se ha hecho
hombre, naciendo de María Virgen por obra del Espíritu Santo.
Es Dios con nosotros, Es nuestro Dios. Lo contemplamos en su Pasión,
Muerte y Resurrección. Es el momento culminante del amor que Dios nos tiene
"Amor con amor se paga"
.
Salgamos al encuentro de Cristo Redentor respondiendo con amor a su
entrega por nosotros y por nuestra salvación.




posted by Laureano García Muentes at 7:01 p.m.