![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEeiW_JNOhv8sjHxKKBmCg5NFBQXkqaKyWbckW13ssCp_aYFoqPJxYnzQNZmYauMVO_zsBWOwJ1VXD9B7Xx2Dyekz0SfMlTgIey8KYx5orcubAWderC-vFZv4-WL0nsA5MNPP1uQ/s320/FRT%252520pg%252520Mano%252520a%252520Mano%255B1%255D.jpg)
Cuando decimos que Dios es amor, fundamos nuestra afirmación en la seguridad y le demostramos a todos aquellos con quienes compartimos la vida, que como sus hijos, experimentamos una relación muy estrecha con El; y que como nos lo pide, le obedecemos y cumplimos sus mandatos, basados en el mandamiento más importante: El amor.
El Evangelista Mateo en el Cap. 22: 34 nos presenta a un fariseo experto en la ley que se le acerca a Jesús y le pregunta: —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le respondió: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”.
Para Dios lo más importante es que lo amemos y que ese amor le sea dado de igual manera a todos aquellos con quienes a diario compartimos la vida, dándole a ese valor el primer lugar en nuestras vidas.
Miren, cumplir con los mandamientos que Él nos propone y que están consagrados en La Biblia, la mayoría de las veces se convierte para nosotros en una lucha casi imposible porque estamos expuestos continuamente a tentaciones y somos débiles por naturaleza. Sin embargo cuando nuestro deseo se cimienta en el agradar a Dios con nuestras vidas y con nuestros actos encontraremos en medio de tanta adversidad y dificultad esa estrategia importante que Dios nos ha regalado de que somos capaces de decir NO a las tentaciones.
Si basamos nuestras respuestas en Jesús y hacemos vida sus mandatos sobre todo el más importante para nuestra convivencia, de verdad, cuando forjamos las cosas con amor vamos a experimentar con nuestros propios ojos que todas las cosas por difíciles que sean nos salen mejor.
Valga entonces mi reflexión para hoy, que obedecer a Dios se hace más fácil si basamos nuestra obediencia en amor y no en el temor mal infundado que nos han enseñado y que muchas veces hemos creído que Dios es un castigador.
¿Cuantos hemos crecido pensando muchas veces que hay que obedecer a Dios por temor al castigo o por ganar una recompensa?.
Hoy les invito a que empecemos a hacerlo todo por amor a Él, y que este año que comienza este lleno de una gran experiencia de Dios, para que como sus hijos predilectos seamos propagadores en todo medio o lugar, sin importarnos las dificultades que vivamos, que en Él está el verdadero Padre y ese camino que necesitamos para llegar a su presencia.
Recordemos siempre lo que Cristo le dijo a sus discípulos y que Juan nos lo describe en el Cap. 14:15 “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos”.
SEÑOR, HOY TE PEDIMOS QUE NOS AYUDES A DEMOSTRAR NUESTRO AMOR A TI OBEDECIENDO TUS MANDAMIENTOS Y PROVEYENDO DE AMOR A TODO AQUEL QUE LO NECESITA.