En cada diciembre se nos vienen a nuestras mentes muchas imágenes que a lo largo de nuestra vida han pasado, numerosas inolvidables y otras sencillas y sin mucha fuerza, pero que se nos hacen también presentes.

Cuantos hoy no recordamos la niñez juntos a mamá y papá. Nos acordamos de esos momentos sublimes cuando nos afanábamos en elaborar el pesebre y junto a él, el árbol de la navidad. Que hermoso era todo ello.

Recordemos esos días cuando salimos a ver y a comprar los juguetes y la ropa nueva para esa fecha especial. Hoy también como niños, junto a nuestros hijos y nietos escudriñamos en los almacenes esos juguetes que nos transportan a esas reminiscencias inolvidables; y con mucha nostalgia, nos remontamos a esos hermosos días los que junto a nuestros amigos degustamos del día de la navidad.

Como nos fascinaba que llegaran esos días, no solo por encontrar al pie de nuestras camas o alrededor del árbol de navidad, los regalos, sino para ver en los ojos de nuestros padres esa misma alegría.

Que felicidad y que gran bendición nos llena el corazón. Por ello, hoy comprendo que es el momento apropiado para darle gracias a Dios por permitirnos recibir con gratitud el regalo de vivir con todo aquellas cosas que hoy recordamos y que nos han ayudado a construir la vida con todo lo que hoy somos y tenemos.

Siento nostalgia en el corazón cuando veo que hoy somos muchas las personas que nos seguimos preguntando ¿Qué es la navidad? Y que no han podido entender que ella encierra el sueño mas intenso que hemos tenido.

Miren alrededor del niño Jesús en el pesebre se realizan todas nuestras ilusiones y sueños. Allí, se deposita toda esa gratitud amorosa de nuestro Dios, cuando un día tomó la iniciativa de hacerse hombre como nosotros y concebirse como el modelo insigne para nuestras vidas.

La navidad es comprender la lógica más intima del amor: entregarse y darse para que el otro sea feliz. Es por ello, que en Jesús estamos llamados a la felicidad. Navidad ha de significar para todos nosotros, entrega, sacrificio, amor, ganas de vivir y de luchar.

Compartamos estos días de la Navidad esa gran alegría que llevamos en el corazón con todo aquel que este más cercano a nosotros, demostrémosle todo lo mejor que Dios nos ha regalado: el amor.

SEÑOR, TE DAMOS GRACIAS POR TODO LO QUE NOS HAS PERMITIDO VIVIR Y QUE NOS AYUDA A SER FELICES.