miércoles, noviembre 10, 2010
LOS AFANES DE UNA PASIÓN

La historia está llena de muchos testimonios de hombres y mujeres que apasionados por una causa, han ofrendado hasta su vida por hacer realidad sus sueños.

Muchos fueron sus esfuerzos y empeños. Sus luchas persistentes y su confianza en Dios le han ayudado y los han convertido en líderes fundantes de propuestas que ayudan a la humanidad a construir sueños y esperanzas.

Ellos hicieron de su vida una pasión, un sueño por una causa, una meta propuesta, que no les permitía adormecimientos, letargos, o esperas, sino un sentimiento, una fuerza interior que les hacía vibrar, luchar, sufrir, buscar incansablemente nuevas formas para lograr objetivos propuestos y así transformar su medio, alcanzar la justicia y la paz, desde el amor por el otro y desde la fe, cualquiera fuera su religión u oficio.

Gandhi que era un hombre profundamente religioso, decía: “La fe no existe para ser predicada, sino para ser vivida”. Es entonces cuando se propaga por sí misma.”

La pasión supone apertura al conocimiento y a la reflexión, disponibilidad incondicional y un profundo sentido de solidaridad y altruismo, esto humanamente hablando, y qué no diremos desde el sentido Cristiano – Evangélico.

La Palabra confronta nuestra vida, “El espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la Buena Nueva a los pobres, me ha enviado para proclamar la libertad a los presos, dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia a favor del Señor”( Lc. 4,18-19).

Me atrevería a decir que este texto resume lo que ha de ser la experiencia de la pasión por Jesucristo, es sentirnos enviados a una misión clara y contundente. Es desde aquí, desde Jesús, de donde parte el legado de nuestro Padre Fundador y que hace posible la misión que se nos ha confiado, sin ir muy lejos; en nuestros propios ambientes, empezando por nuestra propia familia, por nosotros mismos, en nuestras relaciones con el otro, en el trabajo, en la política. El Salvatoriano está llamado a permear de un ambiente cristiano los espacios que toca y ocupa.

Qué fácilmente nos alejan de una verdadera libertad, el poder, las falsas democracias, las manifestaciones culturales, el consumismo, los medios de comunicación y otros, ¿qué capacidad crítica tiene el Salvatoriano de hoy para actuar y transformar estos ambientes, que a cambio de llevarnos a una verdadera libertad, oscurecen la mente, esclavizan e impiden ver más allá de lo que es justo y verdadero y obstaculizan cada vez la posibilidad del conocimiento y la verdad?

Sé hermanos y hermanas, que vivir estos dinamismos de la pasión, a mi modo de ver, no es fácil, supone una actitud de docilidad al Espíritu, una capacidad para descubrir, leer e interpretar los signos de los tiempos, como nos lo pide el P. Francisco María de la Cruz Jordán y generar un compromiso de transformación en nosotros mismos y con el entorno en el que Dios nos ha plantado.

Necesitamos pues desaprender para aprender nuevos métodos, que hagan de nosotros y nosotras personas más humanas y comprometidas con la vida y una vida en abundancia, que alcance también a los beneficiarios de nuestra acción apostólica, la cual nos enriquece y apasiona y da razones de esperanza de un mundo mejor, de un cielo y una tierra nueva.

SEÑOR, PERMITE QUE CADA DIA TODOS LOS HOMBRES NOS APASIONEMOS MAS POR BUSCARTE, HALLARTE Y ESCUCHARTE, SIENDO TESTIGOS DE TU PRESENCIA.
 
posted by Laureano García Muentes at 12:47 p.m. | Permalink |


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