lunes, abril 05, 2010
NUESTRO ENCUENTRO CON CRISTO RESUCITADO

Hoy ante todos los desafíos que nos plantea el mundo, renovamos nuestra fe y proclamamos con alegría a todos los que nos rodean que Cristo ha resucitado, que hemos encontrado en Él el amor y la redención; que está vivo y habita entre nosotros. Qué por Él podemos ser libres del pecado y de toda esclavitud para trabajar en el mundo día a día a fin de que muchos al conocernos encuentren la justicia y el amor fraterno de hermanos.

¡Si!, Jesús nos llama a ser sus discípulos y que vayamos por todos los lugares engrandeciendo su nombre con una fe firme y fortalecida en su Resurrección, Por ello, con gran alegría hoy proclamamos que Él es el Único Camino, la Verdad y la Vida.

Respondiendo a su llamado, le miramos a sus ojos y lo seguiremos paso a paso por los caminos del Evangelio. Escuchamos su Palabra que tiene vida eterna y el acontecer del Reino al que nos llama mediante una conversión firme y decidida. Ella es y será siempre el punto de partida para transformar de la sociedad de hoy que como vemos se encuentra alejada de los ojos de Dios.

Cuando nos identificamos con Jesús, Maestro y Guía nuestra vida se transforma, se impulsa en el amor y el servicio a los demás. Este amor implica una continua opción y discernimiento para seguir fielmente en camino de las bienaventuranzas, por tanto, no temamos a la cruz que supone para cada uno de nosotros la felicidad al seguimiento de Jesús, ya que ella se ilumina por la luz de la Resurrección.

El llamado a ser discípulos de Cristo Salvador en el mundo nos exige una decisión muy clara : Coherencia entre la fe y la vida, sin ella, perdemos la legitimidad; la encarnación de los valores del Reino que son: Amor, Justicia, Paz, Solidaridad y Fraternidad; inserción en la comunidad; y por último ser signos de contradicción y novedad para el mundo de hoy.

El mundo está sediento de espiritualidad, por ello, hoy queremos ser orantes y maestros de la oración, de una oración que nace de la vida y del corazón. Somos fermento del Evangelio, no solo con las palabras sino con nuestra vida.


SEÑOR, COLOCAMOS NUESTRAS VIDAS Y AFANES EN TUS MANOS. CONFIAMOS EN TI PORQUE VIVES Y ESTAS ENTRE NOSOTROS.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:09 a.m. | Permalink |


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