Tengamos fe y confianza en Dios, Él nunca nos abandona y está siempre ayudándonos, dándonos fuerzas y regalándonos su poder para que encontremos el verdadero camino que nos conduzca a la perfección de nuestro ser.

En estos días donde todos estamos llenos de dicha por la luz que resplandece sobre nosotros y que proviene de la gruta de Belén, la que como fuego encendido en la oscuridad de la noche, nos enciende de claridad, da acogida y abre libremente a su resplandor; nos sentimos invitados a que nos consideremos llenos de poder y de ganas para seguir luchando hasta el fin.

Y es que la vida se ha de realizar con esfuerzo y lucha tal como lo hacen los grandes guerreros en una batalla. No es hora para llenarnos de miedo, ni cobardía y mucho menos para dejarnos sofocar por las tristezas. Tenemos ya en nuestros corazones la luz de Jesús y con ella, disfrutamos por estar abiertos y dispuestos a las novedosas actuaciones que Dios va a consumar en nuestras vidas.

Estos son los momentos que han sido benditos por Dios y que hoy más que nunca necesitamos para ser felices. Dios nos ama y está actuando en nuestras vidas.

Nuestras intensiones en cada uno de los escritos, son las de compartir experiencias y bendiciones que nos han de ayudar a crecer y ser cada día mejores. Es un intento por provocar en ustedes la oración, de crear el habito de leer y de reflexionar.

Miren Jesús nos enseña a orar, así lo demuestran las Santas Escrituras. Él, se retiraba a la montaña para entrar en un verdadero contacto con el Padre, allí, analizaba su vida, sus debilidades y le pedía a Dios su fuerza y sabiduría.

En estos días que ya finalizamos el año, he querido buscar fundar en ustedes mis amigos lectores, el animo de la constante lucha, de ser capaces de analizar, pensar y esculcar nuestro interior y tratar de ver todas esas cosas maravillosas que Dios nos ha regalado hasta el día de hoy.

En las vísperas de un año nuevo, hago votos y oración constante por ustedes, deseando que nuestro Dios y Salvador nos alimente la fe y la esperanza de seguir firmes y dichosos de haberlo encontrado resplandeciente en el pesebre de nuestros corazones.

SEÑOR, BENDICE NUESTROS PASOS PARA QUE PODAMOS SEGUIR FIRMES EN TU CAMINO.