domingo, octubre 25, 2009
DIOS SIEMPRE MULTIPLICA, NUNCA NUESTROS ESFUERZOS SE QUEDAN SIN RECOMPENSA

Es necesario que hoy nos sentemos a recapacitar a la luz de la Palabra de Dios y con actitud de entrega, con nuestros corazones llenos de toda sinceridad, le pidamos a Dios nos envíe la luz de su Santo Espíritu para abandonándonos en sus manos, llenarnos de sus fuerzas y así, con Él, poder vencer esos obstáculos que tenemos en nuestras vidas y que muchas veces los hemos utilizado de excusas para no encontrarnos verdaderamente con Él.

Quisiera que tomáramos el pasaje de Jesús y Zaqueo para que juntos, reflexionemos. Él se encuentra en el Evangelio de San Lucas, cáp. 19. 1-10. Y es que este personaje se asemeja mucho a nosotros. De verdad, tiene tantos impedimentos, como esos que siempre estamos tomando de excusa para ir al encuentro verdadero y sincero con Jesús.

Zaqueo un hombre de pequeña estatura, la que se refleja en nosotros, quizás, por la falta de dignidad y de conocimientos para estar junto a su grandeza. Nos sentimos pecadores y por simple hecho de serlo, no podemos vivir su presencia.

Quienes pensamos así, nos estamos equivocando, Dios nos ha hecho iguales unos con los otros, no somos tan pequeños como nos creemos. Dios ha puesto en cada uno el deseo de salir a buscarlo. ¿No es así?. Es por ello, que nuestras pequeñeces no han de ser ataduras para encontrar su amor. Recuerdo una canción que nos dice: “El amor de Dios es maravilloso. El amor de Dios es misericordioso…”.

Otro de los obstáculos que vemos en Zaqueo es el temor de la gente, lo social. Miren, él, con toda su pequeñez decidió seguir haciendo el esfuerzo por ver, conocer y encontrarse con Jesús. Encontró una gran multitud que veían a Jesús. Se empinaba, buscaba los medios y no podía. Su propia pequeñez se vio más grande que nunca ¿y saben por qué? Porque la aparente grandeza de los que le rodeaban le era a ellos más pesada.

Casi a diario y en cualquier lugar lo vemos y vivimos. En muchas de nuestras actividades, vemos como a muchos les aplauden, tienen fortalezas espirituales, hablan toda clase de idiomas, etc. y nos desanimamos porque no poseemos esos dones. Pero recordemos, Dios nos ama y no tiene ninguna clase de impedimentos para con nosotros, nos recibe tal como somos, para Él todos somos iguales.
Miremos la actitud de Zaqueo. No se desanimó ni por sus propios defectos. Su sed de conocer y vivirlo era tan fuerte que sus miedos e incapacidades no se lo impidieron; se sube a un árbol y ve a Jesús.
Jesús, mira nuestros esfuerzos y los multiplica, nunca quedan sin recompensa. Él nos dice al oído: “ Hoy conviene que me quede en tu casa”, de la misma forma como le dijo a Zaqueo ese día.

Los animó a que no nos aflijamos por nuestras pequeñeces, por nuestros problemas o debilidades. Dios siempre está dispuesto a escucharnos y acogernos tal como somos. Solo debemos manifestarle nuestro deseo de manera radical de cambiar y ser personas nuevas.

SEÑOR, SANA NUESTROS CORAZONES, ROMPE ESAS CADENAS QUE EXISTEN EN NUESTRAS VIDAS LAS QUE NO NOS DEJAN SER FELICES.
 
posted by Laureano García Muentes at 8:14 a.m. | Permalink |


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