martes, junio 02, 2009
SOLO DIOS SANA EL CORAZÓN HUMANO

Solo es Dios quien puede sanar las más profundas heridas que guardamos en nuestros corazones, porque Él como Padre nos ama, nos acoge, nos valora, nos perdona y quiere que seamos felices.

Cuando se nos dice que solo Dios es quien sana el corazón, se nos da a entender que solo Él es quien sana lo más intimo que todo hombre tiene en un corazón enfermo, dependiente y adicto.

¿Cuantos somos hoy en el mundo los que vivimos solo pensando y dependiendo de la droga, los juegos, el sexo, el poder, el dinero, dioses destructores que se apoderan de la voluntad humana y lo esclavizan hasta verlo destruido? Se cree que el corazón humano se enferma cuando se siente rechazado, inferior, culpable y despreciado.

Que hermoso sería que hoy vivamos un proceso de sanación interior y sea este el momento para que contemplemos el amor infinito de Dios. Que revisemos la vida que llevamos y nos demos cuanta de las veces en que hemos fallado y herido el corazón.
Metamos dentro de cada uno y esculquemos en nuestro interior las veces que hemos sido desconfiados del amor infinito de Dios y démonos cuenta que Él siempre ha estado ahí amándonos a pesar de nuestras indiferencias y que su amor siempre está por encima de todas nuestras pretensiones y dificultades que experimentamos. Es hoy el momento para que nos demos cuenta de Dios nos acepta tal como somos.

Pensemos también que toda nuestra vida es una acción de gracias a Dios nuestro creador, porque nos da la capacidad de poder descubrir en cada experiencia de la vida su amor y su bendición. Por ello, la experiencia de Dios ha de ser para cada uno de nosotros un motivo de salud interior.

En la medida de que seamos auténticos nos vamos sintiendo amados por Dios y quien no está sano es porque aún le falta vivir esta experiencia fenomenal del encuentro. Hoy hagámoslo un día de acción de gracias. Abramos nuestros corazones y dejemos que la luz de Dios entre a nuestro interior y sane todo lo que no está bien. Recordemos que desde el primer día de nuestra existencia Él ha estado junto a nosotros brindándonos su amor y su ternura.

Levantemos y salgamos a conquistar un mundo nuevo y seguro colocando nuestros corazones en las manos de Dios.

SEÑOR, TE AMAMOS Y CONFIAMOS EN TODO LO QUE VAS HACER HOY Y SIEMPRE EN NUESTRAS VIDAS. GRACIAS POR TUS BENDICIONES.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:16 a.m. | Permalink |


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